jueves, 14 de febrero de 2008

Monografia sobre la Pobreza

Universidad Nacional de Asunción
Facultad de Ciencias Económicas

Dirección de Posgrado

CURSO DE POSGRADO


“TÉCNICAS Y PROCEDIMIENTOS PARA LA PREPARACIÓN DE TESIS



TECNOLOGÍA DIGITAL EN LA INVESTIGACIÓN

TRABAJO PRÁCTICO FINAL: POBREZA

Profesor: Ing. RODRIGO RAMOS

Alumno: Lic. ROBERTI DANIEL GONZÁLEZ MARTÍNEZ


San Lorenzo, Enero 2008


















ÍNDICE
















CONTENIDO


































Introducción…………………………………………………………….…….. 3

















1. Definiciones de “pobreza”………………..………………………………… 4

















1.1. Causas de la pobreza……….………………………………..………… 7

















1.2. Comentario…………………….……….……………………………… 10

































2. Teorías sobre el origen de la pobreza y su pertinencia en Paraguay...…….… 12

















2.1. Las connotaciones políticas de la pobreza……………………………… 14

















2.2. Estudio de las teorías sobre la pobreza……………..…………………… 15

















2.3. Cuadros estadísticos sobre la situación de la pobreza en Paraguay……… 18

















2.3.1. Comentario sobre la pertinencia de la pobreza en el Paraguay…… 23

































3. Estudio histórico sobre la evolución de la pobreza…………………………… 25

















3.1. Historia de la pobreza……………………….…………………………… 25

















3.1.1. Evolución y desarrollo. Escala de la pobreza……………………… 26

















3.1. 2. Características grales y particulares de la pobreza en América Latina…28

































4. Estudio de casos……………………………….……………………………… 30

















4.1. Globalización y pobreza: ideas claras en China……………………… 30

















4.1.1. Datos básicos del mundo……………….……………………………… 31

















4.2. Soluciones………………………………...……………………………… 32

















4.2.1. La lucha contra la pobreza abarca tres grandes renglones………… 33

















4.2.2. La búsqueda de soluciones………………………………………… 33

































5. Mapa global de pobreza y algunas estadísticas……………………………… 36

































CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

















Conclusión y Recomendaciones..………………..………………..……………. 39

































BIBLIOGRAFÍA

















Bibliografía………………………………………………………………….…….44

































INTRODUCCIÓN

































Los Objetivos de Desarrollo del Milenio


















En septiembre de 2001, las Naciones Unidas presentó un mapa de ruta con miras a implementar la Declaración del Milenio adoptada un año antes por sus 189 Estados Miembros, para que la globalización pudiese ser plenamente inclusiva y equitativa. (1) Este plan comprometía el trabajo de los gobiernos y del sistema de las Naciones Unidas, incluidas las instituciones surgidas de la Conferencia de Bretton Woods --el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial-- y la Organización Mundial del Comercio (OMC), entre otras. Se basaba en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y apuntaba a lograr un desarrollo sustentable a través de la erradicación de la pobreza y el mejoramiento de un conjunto de indicadores sociales.


















Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son los siguientes:






















  1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.





  2. Lograr la enseñanza primaria universal.





  3. Promover la igualdad entre los géneros.





  4. Reducir la mortalidad infantil.





  5. Mejorar la salud materna.





  6. Combatir el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), la malaria y otras enfermedades.





  7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.





  8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
































Cada uno de estos objetivos está asociado al cumplimiento de una meta especifica y contiene la definición de indicadores de medición para monitorear y evaluar su logro. El objetivo de erradicación de la pobreza extrema implica reducir a la mitad el número de pobres --definidos estos como los que tienen un ingreso inferior a un dólar al día-- entre 1990 y 2015.


















Los datos para el presente trabajo fueron recabados exclusivamente de páginas webs para la aprobación de la asignatura “Tecnología Digital en la Investigación” del Curso de Posgrado de Elaboración de Tesis Doctoral de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Asunción.

































En el mismo se acopian nociones sobre causas y efectos de la pobreza con algunas reflexiones de las políticas económicas en los distintos grupos sociales, tomando como referencia la región latinoamericana.

















1.- DEFINICIONES DE POBREZA

































POBREZA[1]: es un término comparativo utilizado para describir una situación en la que se encuentra parte de una sociedad y que se percibe como la carencia, escasez o falta de los bienes más elementales como por ejemplo alimentos, vivienda, educación o asistencia sanitaria (salud) y agua potable. Así como los medios de obtenerlo (por ejemplo por falta de empleo, nivel de ingresos muy bajo o carencia de estos). También puede ser el resultado de procesos de segregación social.


















Hay dos definiciones básicas distintas:


















- pobreza absoluta cuando ciertos estándares mínimos de vida, tales como nutrición, salud y vivienda, no pueden ser alcanzados; y


















- la pobreza relativa cuando no se tiene el nivel de ingresos necesarios para satisfacer todas o parte de las necesidades básicas. En este caso se puede efectuar una comparación según el acceso a bienes y subsidios, así como ingreso (personal y familiar).

































Las formas de medir la pobreza son muy diferentes en ambas definiciones. Desde un punto de vista económico, sociológico y psicológico se complementan ambas. Es particularmente dramática la situación de pobreza absoluta, de la cual es el principal problema de las sociedades sin recursos. Es sociológicamente y psicológicamente muy interesante la pobreza relativa, que la padece quizás gran parte de las sociedades desarrolladas o en vías de desarrollo, se trata de la calidad de vida.


















Umbral de pobreza que viene definido como la línea fijada en un dólar diario por persona, cantidad que se considera suficiente para la adquisición de productos necesarios para sobrevivir.


















Si bien el término pobreza se puede usar para caracterizar países o regiones del mundo (usualmente se asocia los países pobres al Hemisferio Sur y los ricos al Norte) es más correcto hablar de países subdesarrollados o en vías de desarrollo y países desarrollados. No se puede hablar en forma taxativa que los países no desarrollados o donde hay altos niveles de pobreza sean sociedades tradicionales. Países de Latinoamérica, como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela son países con un alto nivel desarrollo industrial y culturalmente no tradicionales pero con problemas en la distribución del ingreso y acceso a servicios básicos.

































Definiciones sobre la POBREZA[2] - Con base en Amartya Sen

































Los pobres: ¿Foco de quién?

































¿El concepto de pobreza debe relacionarse con los intereses de:

















1) Los pobres son: Aquellos cuyos niveles de consumo caen por debajo de las normas, o cuyos ingresos están por debajo de la línea de subsistencia, desigualdad o externalidad. El foco del concepto de pobreza tiene que ser el bienestar de los pobres como tales, sin importar los factores que lo afecten.

















2) Los ricos: Pues los pobres son: Aquellos que causan dolor a la sociedad creando “problemas a quienes no son pobres”,





































































































[1] http://espanol.answers.yahoo.com/question/index?qid=20061019094513AAOjfe0

















[1]http://209.85.165.104/search?q=cache:skU1fPnMlYYJ:cuaohumanidades.tripod.com/etica/

















definicionpobreza.ppt+pobreza%2Bdefiniciones&hl=es&ct=clnk&cd=10&gl=py&lr=lang_es


































3) Tanto unos como otros? Sin duda, la penuria de los pobres afecta el bienestar de los ricos. La verdadera pregunta es si estas consecuencias se deberían incorporar como tales en el concepto de pobreza, o figurar como posibles efectos de la pobreza.

































Los pobres: El enfoque biológico

































El enfoque biológico relaciona Ingresos y Necesidades básicas para el mantenimiento de la simple eficiencia física.

































La desnutrición tiene un lugar central en la concepción de la pobreza. La forma precisa en que ese lugar ha de especificarse está aún por estudiarse.

































Es difícil establecer con precisión los requerimientos nutricionales, varían según los rasgos físicos, las condiciones climáticas y los hábitos de trabajo e incluso para un mismo grupo específico en una región determinada.

































Por otro lado, los hábitos alimentarios de la gente no están determinados en la realidad por ejercicios de minimización de costos.

































En tercer término, resulta difícil definir los requerimientos mínimos para los rubros no alimentarios.

































Los pobres: El enfoque de la desigualdad

































Relaciona la desigualdad con la pobreza. Ante una desigualdad social ostensible, un sistema de distribución del bienestar puede erradicar la pobreza. El interés se centra en cerrar las brechas entre los que están abajo y los que están mejor en cada dimensión de la estratificación social se considera la naturaleza y la magnitud de las diferencias entre el 20 o el 10 por ciento más bajo de la escala social y el resto de ella.

































La desigualdad es distinta de la pobreza. Una disminución generalizada del ingreso puede aumentar la pobreza y mantener la desigualdad.

































Otra cosa bien distinta es aceptar que la desigualdad y la pobreza se relacionan y que otro sistema de distribución puede erradicar la segunda, incluso sin una expansión de las capacidades productivas de un país. Reconocer la naturaleza distintiva de la pobreza como concepto permite tratarla como un tema de interés por sí mismo. El papel de la desigualdad en la prevalencia de la pobreza puede entonces considerarse en el análisis de ésta, sin equiparar los dos conceptos.

































Los pobres: El enfoque de la privación relativa

































Ser pobre tiene que ver con tener privaciones. Para un animal social, el concepto de privación sea relativo.

































Condiciones objetivas de privación. vs. Sentimientos de privación. Las condiciones: ingreso, buenas condiciones de empleo o poder” no son independientes de los “sentimientos de privación”.

































Para definir el estilo y el nivel de vida, cuya imposibilidad de compartir se considera importante, hay que tener también en cuenta los sentimientos de privación. No es fácil disociar las “condiciones“de los “sentimientos“ y, un diagnóstico objetivo de las primeras requiere una comprensión adecuada de los segundos.

































Los “grupos de referencia“ vs El marco de comparación que depende de la comunidad estudiada. El sentimiento de privación de una persona está íntimamente ligado a sus expectativas, a su percepción de lo que es justo y a su noción de quién tiene derecho a disfrutar qué.

































Existe un núcleo irreductible de privación absoluta en nuestra idea de la pobreza, que traduce los informes sobre el hambre, la desnutrición y el sufrimiento visibles en un diagnóstico de pobreza sin necesidad de conocer antes la situación relativa. Por tanto, el enfoque de la privación relativa es complementario, y no sustitutivo, del análisis de la pobreza en términos de desposesión absoluta.

































Los pobres: El enfoque ético

































Pobreza y subjetividad: Juicios de valor y normas morales sobre las estadísticas de privación : “la pobreza, como la belleza, está en el ojo de quien la percibe”. El riesgo es que por su carácter centrado en el deber ser, se asuma desde una búsqueda “subjetiva” (¿Cuáles deberían ser los estándares contemporáneos?, ¿cuáles deberían ser mis valores?.

































Pobreza y objetividad: La reflexión autónoma sobre la moral permea la racionalidad instrumental de la modernidad a través de la ética de los negocios, la ética empresarial, la ética profesional, como códigos o procedimientos objetivados, consensuados a través de un lenguaje categórico imperativo. (¿Cuáles son los estándares contemporáneos?, ¿qué siento yo respecto de todo esto?.

































Lo anterior sería válido si el aporte del enfoque ético frente al problema esta en cuanto que su descripción y prescripción fuera a partir de las convenciones sociales como hechos ciertos (¿cuáles son los estándares contemporáneos?).

































POBREZA[1]: La pobreza es un fenómeno social y económico que alude a una discriminación moral y material entre seres humanos. Su análisis debe ser integral y no reducirse a variables cuantitativas. Requiere también ser abordado desde su dimensión cultural; es decir, tomar en cuenta las estrategias, los imaginarios, las percepciones y las relaciones de poder - materiales y simbólicas- que la configuran.


















“La evidencia disponible sugiere que la pobreza es un fenómeno social polifacético. Las definiciones de la pobreza y sus causas varían en función del género, la edad, la cultura y otros factores sociales y económicos. (…)La pobreza nunca se produce debido a la falta de un solo elemento, sino que es consecuencia de múltiples factores relacionados entre sí que inciden en las experiencias de la gente y sus definiciones de la pobreza”. Deepa Narayan

















[La voz de los pobres. Banco Mundial, 2000: 32]


















“ [Al momento de abordar la pobreza es importante] definir el estilo de vida generalmente compartido o aprobado en cada sociedad y evaluar si (…) hay un punto en la escala de la distribución de recursos por debajo del cual las familias encuentran dificultades crecientes (…) para compartir las costumbres, actividades y dietas que conforman ese estilo de vida”
Peter Townsend [Poverty as Relative Deprivation: Resources and styles of living.
EN: Dorothy Wedderburn (ed.) Poverty and Class Structure, Cambridge University Press, Cambridge, 1974, también en: M. Rein, Op. Cit. P. 25]

































“Enunciar los problemas de la pobreza en términos de estratificación supone concebir a la primera como un problema de desigualdad. En este enfoque, nos alejamos de los esfuerzos por medir las líneas de pobreza con precisión, seudo científica. En lugar de eso, consideramos la naturaleza y la magnitud de las diferencias entre el 20 o el 10 por ciento más bajo de la escala social y el resto de ella. Nuestro interés se centra en cerrar las brechas entre los que están abajo y los que están mejor en cada dimensión de la estratificación social”.
M. Millar y P. Roby [Changing Social Stratification. En: Peter Towsend: The concepto Poverty. 1970: 143]

















































































1.1. Causas de la pobreza

































Las cinco mayores causas de pobreza - Factores, no síntomas - por Phil Bartle, PhD traducción de Mª Lourdes Sada.[2]

































¿Cuáles son los factores más importantes de la pobreza?

































La pobreza como problema social:

































Todos hemos sufrido escasez de dinero en algún momento. Es una experiencia individual. No es lo mismo que el problema social de la pobreza. Puesto que el dinero es la medida de la riqueza, su falta puede ser la medida de la falta de riqueza, pero no es un problema social. Ver «Principios». La pobreza, como problema social, es una herida profunda que contagia cada dimensión de la cultura y de la sociedad. Incluye un bajo nivel sostenido de los ingresos de los miembros de una comunidad. Incluye la privación de acceso a servicios como educación, mercados, sanidad o posibilidad de tomar decisiones, y también la falta de prestaciones comunitarias como agua, alcantarillado, carreteras, transporte y comunicaciones.

































Además, es la «pobreza de espíritu» lo que induce a los miembros de esa comunidad a compartir y creer en su propia impotencia, desesperanza, apatía y timidez. La pobreza, y especialmente los factores que contribuyen a su existencia, es un problema social, y su solución también es social. En estas páginas web de adiestramiento, aprendemos que no podemos luchar contra la pobreza aliviando sus síntomas, sino únicamente atacando los factores que la producen. Este folleto describe los «cinco grandes» factores que contribuyen al problema social de la pobreza.

































Una simple transferencia de fondos, incluso si es para las víctimas de la pobreza, ni la erradicará ni la reducirá. Solamente aliviará los síntomas de pobreza a corto plazo. No es una solución duradera. La pobreza, puesto que es un problema social, pide una solución social. Esta solución es la supresión clara, consciente y deliberada de los cinco factores más importantes de la pobreza.

































Factores, causas e historia:

































Un «factor» y una «causa» no son exactamente lo mismo. Una «causa» puede ser algo que contribuye al origen de un problema, como la pobreza, mientras que un «factor» puede ser algo que contribuye a su perpetuación cuando ya existe.

































La pobreza a escala mundial tiene muchas causas históricas: el colonialismo, la esclavitud, la guerra y las invasiones. Existe una gran diferencia entre estas causas y lo que llamamos los factores que mantienen las condiciones de pobreza. La diferencia reside en lo que podemos hacer hoy con respecto a ellos. No podemos volver atrás en la historia y cambiar el pasado. La pobreza existe. La pobreza tuvo sus causas. Sobre lo que potencialmente podemos actuar es sobre los factores que la perpetúan.

































Es de sobras conocido que muchas naciones de Europa, enfrentadas a guerras devastadoras, como la primera o la segunda guerra mundial, se vieron reducidas a la pobreza, y su gente se vio obligada a vivir dependiendo de limosnas y caridad, escasamente sobreviviendo. En unas décadas, estos países han florecido en cuanto a renta doméstica real, y se han convertido en países desarrollados e influyentes, de prósperos habitantes. También sabemos que muchas otras naciones han continuado entre las menos desarrolladas del planeta, aunque se hayan gastado en ellas billones de dólares de supuesta «ayuda». ¿Por qué? Porque no se atacaron los factores de pobreza, sino sólo los síntomas. En un contexto macroeconómico nacional, un PIB (producto interior bruto) bajo no es pobreza en sí, es un síntoma de pobreza, como problema social.

































Los factores de la pobreza (como problema social) que se listan a continuación, ignorancia, enfermedad, apatía, corrupción y dependencia, deben verse simplemente como condicionantes. No pretendemos ningún juicio moral. No son buenos ni malos, simplemente son. Si es decisión de un grupo de gente, en una comunidad o sociedad, suprimir o reducir la pobreza, tendrán que observar e identificar estos factores (sin juicios de valor ) y emprender las

















acciones para eliminarlos como vía para erradicar la pobreza. Estos cinco grandes factores, a su vez, contribuyen a la generación de otros elementos secundarios, como escasez de mercados, infraestructura pobre, carencia de liderazgo, mal gobierno, bajo nivel de empleo, conocimientos insuficientes, absentismo, escasez de capital y otros. Cada uno de estos problemas sociales están causados por uno de los cinco grandes factores, cada uno de ellos contribuye a la perpetuación de la pobreza y su erradicación es necesaria para la eliminación de la pobreza.






































[1] http://www.gira.org.pe/glosario/pobreza.html











[2] http://www.scn.org/mpfc/modules/emp-povs.txt



































Examinemos brevemente cada uno de estos cinco grandes factores.

















Ignorancia:

















Ignorancia significa falta de información o de conocimientos. Es diferente a estupidez, que es falta de inteligencia, y a necedad, que es falta de sensatez. Las tres palabras se confunden con
frecuencia y algunas personas suponen que su significado es el mismo. «El conocimiento es poder» dicen los ancianos. Por desgracia, algunos, conscientes de ello, intentan guardarse el conocimiento para ellos solos (como estrategia para obtener una ventaja injusta) e impedir que otros lo adquieran. No espere que si usted adiestra a alguien en algo en particular, o le da una información, este adiestramiento o información se transmita de forma natural al resto de la comunidad.

Es importante determinar qué información es la que falta. Muchos planificadores y personas con buenas intenciones de ayudar a una comunidad a fortalecerse creen que la solución es la educación. Pero la educación tiene muchos matices. Algunas informaciones no son importantes en una situación concreta. Saber que Romeo y Julieta mueren en un drama de Shakespeare no ayudará a un agricultor, pero sí saber qué tipo de semilla puede sobrevivir en el suelo que tiene que cultivar, y cual es imposible que prospere. El adiestramiento de esta serie de documentos para el fortalecimiento de las comunidades incluye (entre otras cosas) la transferencia de información. Al contrario que en la educación general, que tiene sus propios métodos para seleccionar lo que abarca, la información que aquí se incluye está enfocada a reforzar la capacidad, no a la cultura general.

































Enfermedad:

Cuando una comunidad tiene una alta tasa de enfermedad, el absentismo es considerable, la productividad baja y se genera menos riqueza. Aparte de la miseria, aflicción y muerte que derivan de la enfermedad, es también un factor importante de pobreza en una comunidad. Estar bien (bienestar) no sólo ayuda a los individuos que están sanos, sino que contribuye a la erradicación de la pobreza en la comunidad. Aquí, como en todas partes, prevenir es mejor que
curar. Este es uno de los principios de la ASP (atención sanitaria primaria). La economía es mucho más próspera si la población está siempre sana; mucho más que si la gente enferma y debe ser tratada. La salud contribuye a la erradicación de la pobreza, sobre todo en cuanto al acceso a agua limpia, segura y potable, separación de las aguas potables y fecales, conocimientos de higiene y prevención de enfermedades - mucho más que los médicos, hospitales y medicinas, que son soluciones curativas costosas, más que medidas para evitar la enfermedad.

Recuerde, nos preocupan los factores, no las causas. No importa si la tuberculosis fue introducida por extranjeros que vinieron a comerciar, o si era autóctona. No importa si el VIH que provoca el SIDA fue un complot de la CIA para desarrollar un arma para la guerra biológica, o vino en la sopa de monos verdes. Estas son posibles causas. Conocerlas no conseguirá suprimir la enfermedad. Conocer los factores puede llevar a una mejor higiene y a un comportamiento preventivo, para su erradicación definitiva. Mucha gente ve el acceso a los cuidados sanitarios como una cuestión de derechos humanos, reducción del dolor y la miseria y aumento de la calidad de vida de la gente. Lo que se argumenta aquí, más allá de estas razones, es que una población saludable contribuye a la erradicación de la pobreza, y que la pobreza no sólo se mide por altos índices de enfermedad y mortalidad, sino que la enfermedad
también contribuye a otras formas y aspectos de la pobreza.

Apatía:

La apatía se produce cuando la gente pierde interés, o cuando se siente tan impotente que no intenta cambiar las cosas, encauzar lo que va mal, corregir los errores o mejorar las condiciones. A veces, la gente se siente tan incapaz de conseguir algo que envidian a sus familiares o vecinos de comunidad que lo intentan. Entonces procuran forzar a los que lo intentan a su propio nivel de pobreza. La apatía conduce a la apatía.

A veces la apatía se justifica con preceptos religiosos, «acepta lo que hay, porque Dios ha decidido tu destino». Este fatalismo puede ser utilizado como excusa. Está bien creer en que Dios decide nuestro sino, puesto que si aceptamos que Dios lo determine, tendríamos que estar motivados para mejorar. «A Dios rogando, y con el mazo dando» es un proverbio que demuestra que estamos en las manos de Dios, pero también tenemos la responsabilidad de ayudarnos a nosotros mismo. Hemos sido creados con muchas capacidades: la de elegir, cooperar, organizar y mejorar nuestra calidad de vida; no podemos utilizar a Dios o a Alá como excusa para no hacer nada. Esto es tan malo como maldecir a Dios. Debemos alabar a Dios y utilizar los talentos que él nos ha dado.
En la lucha contra la pobreza, el activista utiliza el estímulo y los elogios, para que la gente (1) quiera y (2) aprenda cómo tomar las riendas de su propia vida.






















Corrupción:







Cuando los recursos destinados a servicios y prestaciones comunitarias se desvían al bolsillo privado de alguien que está en una situación de poder, se pone en juego algo más que la moral. En estas series de adiestramiento, no hacemos juicios de valor sobre lo que está bien o mal. Lo que pretendemos es insistir en que éste es uno de los factores más importantes de la pobreza. La cantidad robada al público, recibida y disfrutada por un particular, es mucho menor que la disminución de la riqueza pública que este hecho genera. La suma de dinero malversada o expoliada no corresponde a la disminución de riqueza de la comunidad.

Los economistas nos hablan del «efecto multiplicador». Cuando se invierte nueva riqueza, el efecto positivo sobre la economía es mayor que la cantidad creada. Cuando se pone fuera de la circulación dinero para inversiones, la parte de riqueza de la que se priva a la comunidad es mayor que la cantidad de dinero que gana el malversador. Cuando un funcionario acepta un soborno de 100 dólares, la inversión social disminuye hasta 400 dólares de la riqueza de la sociedad.

Es irónico lo indignados que nos sentimos cuando un ratero roba algo de 10 dólares en un mercado, cuando un funcionario puede robar miles del erario público, lo que cuadruplica el daño que se hace al conjunto de la sociedad, y no le castigamos. Respetamos al segundo ladrón por su aparente riqueza, y elogiamos su forma de ayudar a su familia y vecinos. Por contra, hace falta la policía para proteger al primer ladrón de ser golpeado por la gente en la calle. El funcionario corrupto es un factor importante de pobreza, mientras que el ratero puede muy bien ser una víctima de esa misma pobreza que causa el funcionario. Nuestra actitud (que se describe en el párrafo de la izquierda ) es más que paradójica, es un factor que perpetúa la pobreza. Si recompensamos al que causa el daño mayor, y sólo castigamos a los que en realidad son víctimas, nuestra forma de actuar desacertada contribuye a la pobreza. Cuando el dinero producto de la malversación se saca del país y se coloca en un banco extranjero (en Suiza, por ejemplo) no contribuye en absoluto a la economía nacional, sólo ayuda al país en el que está ese banco.

Dependencia:

La dependencia es el resultado de ser el extremo receptor de la caridad. A corto plazo, como tras un desastre, la caridad puede ser esencial para la supervivencia. A largo plazo, esta caridad puede contribuir a la posible desaparición del receptor, y ciertamente a la continuación de su miseria. Existe la actitud, la creencia de que una persona o un grupo es tan pobre, tan desvalido, que no puede ayudarse a sí mismo, y que necesita depender de la asistencia exterior. Esta actitud o creencia compartida es el factor de autojustificación que más contribuye a perpetuar la condición de que un grupo o individuo depende de la ayuda exterior.

Hay varios documentos más en este sitio que se refieren a la dependencia. Ver Dependencia y Descubrir recursos ocultos. Cuando enseñamos el uso de contar cuentos para comunicar principios esenciales de desarrollo, la historia de Mohammed y la cuerda se utiliza para explicar que la asistencia no debe ser del tipo de caridad que debilita incitando a la dependencia, sino que debe potenciar y fortalecer. La metodología de potenciación comunitaria es una alternativa a la caridad (que debilita), pues proporciona asistencia, capital y adiestramiento enfocados a que las comunidades de bajos ingresos identifiquen sus propios recursos, y tomen control de su propio desarrollo: se hagan más poderosas. Con demasiada frecuencia, cuando un proyecto intenta promover la autosuficiencia, los receptores, hasta que toman conciencia, esperan, suponen y desean que este proyecto simplemente les provea de los medios para instalar una prestación o servicio en la comunidad.

De entre los cinco factores más importantes de pobreza, el síndrome de dependencia es el que está más cerca de las preocupaciones del activista comunitario.

1.2. Comentario:

Estos cinco factores no son independientes entre sí. La enfermedad contribuye a la ignorancia y la apatía.

La corrupción contribuye a la enfermedad y la dependencia, y así se puede seguir.

Cada uno de ellos contribuye a todos los demás.

En todo proceso de cambio social, se nos anima a «pensar globalmente, actuar localmente». Los cinco grandes factores de pobreza parecen estar largamente extendidos y considerablemente introducidos en los valores y las prácticas culturales. Podemos pensar erróneamente que nosotros, siendo tan pequeños con respecto al mundo, no podemos hacer nada contra ellos._.No se desespere. Si cada uno de nosotros nos comprometemos a luchar contra los factores de la pobreza desde el lugar que ocupamos en el mundo, la suma de todos los que lo hagamos, y el efecto multiplicador de nuestras acciones sobre los demás, contribuirá a la desaparición de estos factores, y a la victoria definitiva sobre la pobreza.

El material de adiestramiento de este sitio está enfocado a la reducción de la pobreza en dos frentes, (1) la reducción de la pobreza comunal por medio de la movilización de los grupos comunitarios para unirse, organizarse y emprender acciones comunes y (2) la reducción de la pobreza individual a través del desarrollo de microempresas. Usted, como activista, está en una posición privilegiada para tener un efecto sobre los cinco grandes factores de pobreza. Enfocando su movilización y adiestramiento hacia la reducción de la pobreza, puede asegurar su propia integridad, poner obstáculos a los que pretenden corromper el sistema y estimular a sus participantes a atacar los factores de pobreza en el curso de las acciones que elijan emprender, guiados por usted, cuando estén preparados.

Los cinco grandes factores de pobreza (como problema social) son: ignorancia, enfermedad, apatía, corrupción y dependencia. Estas, a su vez, contribuyen a factores secundarios como la falta de mercados, infraestructura pobre, carencia de liderazgo, mal gobierno, desempleo, escasez de conocimientos y falta de capital, entre otros.

Para el problema social de la pobreza existe la solución social de suprimir los factores de pobreza.

2. TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LA POBREZA Y SU PERTINENCIA EN PARAGUAY[1]

Durante miles de años, la mayoría de los habitantes de la tierra vivió en la miseria, primero como cazadores y recolectores y luego como campesinos o jornaleros. Pero con la Revolución Industrial, al principio del siglo XIX, algunas sociedades cambiaron esta pobreza ancestral por una afluencia increíble.

Historiadores y economistas han intentado comprender durante mucho tiempo cómo se produjo esta transición y por qué sólo se dio en determinados países. Un erudito que ha pasado los últimos 20 años estudiando archivos medievales ingleses ha propuesto respuestas asombrosas.

Gregory Clark, historiador de la economía en la Universidad de California en Davis, cree que la Revolución Industrial -el aumento del crecimiento económico que se produjo por primera vez en Inglaterra en torno a 1800- tuvo lugar debido a un cambio en la naturaleza de la población humana. En esa transformación, la gente desarrolló gradualmente las nuevas y extrañas conductas necesarias para hacer que funcione una economía moderna. Clark sostiene que los valores de clase media, como la no violencia, la alfabetización, unas jornadas laborales prolongadas y la voluntad de ahorro, no afloraron hasta recientemente.

Debido a que estos valores se volvieron más habituales en los siglos anteriores al XIX, ya fuera por transmisión cultural o por adaptación evolutiva, la población inglesa por fin fue lo bastante productiva como para escapar de la pobreza y pronto la siguieron otros países con un pasado agrícola igualmente dilatado.

Las ideas de Clark han circulado en artículos y manuscritos durante varios años, y ahora se plasman en el libro A Farewell to Alms (Princeton University Press) [que se podría traducir por Adiós a las limosnas]. Los historiadores de la economía han elogiado su tesis, aunque muchos discrepan en algunos aspectos. "Éste es un libro fantástico que merece atención", señala Philip Hoffman, historiador del California Institute of Technology. Lo describe como "maravillosamente provocador" y un "auténtico desafío" para la escuela de pensamiento predominante, según la cual, son las instituciones las que moldean la historia de la economía.

Samuel Bowles, que estudia la evolución cultural en el Santa Fe Institute, dice que el trabajo de Clark es "una excelente sociología histórica y, a diferencia de la sociología del pasado, se inspira en la teoría económica moderna".

La base del trabajo de Clark es recabar datos a partir de los cuales puede reconstruir numerosas características de la economía inglesa del siglo XIII al XIX. Con estos datos, Clark demuestra, con mucha más claridad de lo que ha sido posible hasta la fecha, que la economía se encontraba encerrada en una trampa maltusiana: cada vez que una nueva tecnología incrementaba un poco la eficiencia de la producción, la población crecía, esas bocas adicionales consumían los excedentes y los ingresos medios caían a su nivel anterior.

Estos ingresos eran lamentablemente bajos en lo que respecta a la cantidad de trigo que podían costear. En 1790, el consumo medio por persona en Inglaterra todavía era de 2.322 kilocalorías diarias, y los pobres ingerían sólo 1.508. Las sociedades cazadoras-recolectoras vivientes llevan dietas de 2.300 kilocalorías o más. "El hombre primitivo comía bien en comparación con una de las sociedades más ricas del mundo en el siglo XIX", observa Clark.

La tendencia de la población a crecer con más rapidez que el suministro alimentario, lo cual mantiene a la mayoría al borde de la inanición, fue descrita por Thomas Malthus en su libro Ensayo sobre el principio de la población, de 1798. Esta trampa maltusiana, según demuestran los datos de Clark, gobernó la economía inglesa desde el siglo XIII hasta la Revolución Industrial y, a su parecer, probablemente haya constreñido a la humanidad durante toda su existencia. La única tregua llegó con desastres como la peste negra, cuando la población cayó en picado y durante varias generaciones los supervivientes tuvieron más para comer.

El libro de Malthus es célebre porque dio a Darwin la idea de la selección natural. Tras leer acerca de la lucha por la existencia que pronosticaba Malthus, Darwin escribió en su autobiografía: "Me di cuenta de que, en estas circunstancias, las variaciones favorables tenderían a preservarse y las adversas a ser destruidas... Aquí tenía por fin una teoría con la que trabajar".

Dado que la economía inglesa funcionaba según las limitaciones maltusianas, ¿no habría respondido de algún modo a las fuerzas de la selección natural que Darwin había vaticinado que aflorarían en esas condiciones? Clark empezó a preguntarse si la selección natural realmente había transformado la naturaleza de la población en algún sentido y, de ser así, si esto podía constituir la explicación faltante para la Revolución Industrial.

La Revolución Industrial, la primera huida de la trampa maltusiana, se produjo cuando la eficiencia de producción aceleró por fin, y creció lo suficientemente rápido como para superar al desarrollo de la población y permitir que aumentaran los ingresos medios. Se han ofrecido numerosas explicaciones para este brote de eficiencia, algunas económicas y otras políticas, pero ninguna es del todo satisfactoria, según los historiadores.

La primera idea de Clark era que la población tal vez había desarrollado una mayor resistencia a las enfermedades. La idea provenía del libro de Jared Diamond Armas, gérmenes y acero, en el que afirma que los europeos pudieron conquistar otras naciones en parte debido a su mayor inmunidad a las enfermedades. En apoyo a la idea de la resistencia, ciudades como Londres eran tan mugrientas y estaban tan azotadas por enfermedades que moría un tercio de la población de cada generación, y las pérdidas eran compensadas por inmigrantes del campo. Eso indicó a Clark que la población superviviente de Inglaterra podía ser descendiente de campesinos.

Reparó en que una manera de probar la idea era mediante el análisis de testamentos antiguos, que tal vez revelarían una conexión entre la salud y el número de la progenie. Así ocurrió, pero en la dirección opuesta a la que esperaba.

Generación tras generación, los ricos tenían más hijos supervivientes que los pobres, según demostró su estudio. Eso significaba que debió de producirse una movilidad social descendente de forma continua mientras los pobres no lograban reproducirse y la progenie de los ricos asumía sus ocupaciones. "Buena parte de la población moderna de Inglaterra desciende de las clases altas de la Edad Media", concluye.

Debido a que la progenie de los ricos dominaba todos los niveles de la sociedad, considera Clark, las conductas que contribuían a la riqueza tal vez se propagaron con ellos. Clark ha documentado que varios aspectos de lo que ahora podría denominarse los valores de la clase media, cambiaron significativamente desde los tiempos de las sociedades cazadoras-recolectoras hasta el siglo XIX. Aumentaron las jornadas laborales, crecieron la alfabetización y las nociones elementales de cálculo, y el nivel de violencia interpersonal disminuyó.

Otro cambio importante en la conducta, aduce Clark, fue un incremento de la preferencia de la gente por el ahorro en lugar del consumo instantáneo, que él ve reflejado en el declive permanente de los tipos de interés del siglo XIII al XIX.

"El ahorro, la prudencia, la negociación y el trabajo duro estaban convirtiéndose en valores para unas comunidades que antes habían sido derrochadoras, impulsivas, violentas y amantes del ocio", escribe Clark.

Resulta desconcertante que la Revolución Industrial no se produjera primero en las poblaciones mucho más numerosas de China o Japón. Clark ha hallado datos que demuestran que sus clases más ricas, los samuráis en Japón y la dinastía Qing en China, eran sorprendentemente estériles y, por tanto, no habrían generado la movilidad social descendente que propagó los valores en Inglaterra.

Tras la Revolución Industrial, el desfase en el nivel de vida entre los países más ricos y más pobres empezó a acelerarse y pasó de una disparidad de 4 a 1 en el siglo XVIII a más de 50 a 1 en la actualidad. Al igual que no existe una explicación consensuada sobre la Revolución Industrial, los economistas no pueden dilucidar la divergencia entre países ricos y pobres; de lo contrario, tendrían mejores remedios que ofrecer.

Muchos analistas apuntan a un fracaso de las instituciones políticas y sociales como el motivo por el que los países pobres siguen siendo pobres. Pero la medicina propuesta de la reforma institucional "no ha conseguido curar al paciente", escribe Clark. Compara "centros de culto" como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional con los médicos precientíficos que recetaban sangrías para afecciones que no comprendían.

Los historiadores solían aceptar las transformaciones en la conducta de la gente como explicación para acontecimientos económicos, como la teoría de Max Weber que relacionaba el auge del capitalismo con el protestantismo, pero muchos se adhieren ahora a la idea de los economistas de que todo el mundo se parece y responderá igual a los mismos incentivos. De ahí que pretendan explicar sucesos como la Revolución Industrial en relación con cambios en las instituciones y no en la gente. Para Clark, las instituciones y los incentivos han sido prácticamente los mismos en todo momento y no explican gran cosa.

Gran parte de los historiadores ha dado por sentado que el cambio evolutivo es demasiado gradual como para haber afectado a las poblaciones humanas en el periodo histórico. Sin embargo, los genetistas, que ahora cuentan con información del genoma humano, han empezado a detectar ejemplos cada vez más recientes de transformación evolutiva en el ser humano, como la propagación de la tolerancia a la lactosa en los pueblos ganaderos del norte de Europa hace sólo 5.000 años. Un estudio publicado en la última edición de The American Journal of Human Genetics ha hallado pruebas de selección natural activa en la población de Puerto Rico desde 1513.

Bowles, el economista de Santa Fe, no es "contrario a la idea" de que la transmisión genética de los valores capitalistas es importante, pero cree que todavía no se dispone de pruebas de ello. "Simplemente, no tenemos ni idea de qué es, y todo lo que estudiamos acaba siendo tremendamente pequeño", asegura. Las pruebas sobre la mayoría de las conductas sociales demuestran que son escasamente hereditarias.

2.1. Las connotaciones políticas de la pobreza[2]

El debate sobre la naturaleza de los procesos de pobreza es especialmente pertinente hoy en día, ya que la percepción más extendida que se tiene del fenómeno es que no responde a circunstancias de índole coyuntural. Por el contrario, la evidencia es que, a pesar del buen comportamiento de los indicadores económicos y del progreso tecnológico, los procesos de pobreza muestran una fuerte resistencia a contraerse, o lo hacen con una lentitud imperceptible o exagerada para pensar en una desaparición real a largo plazo, cuando no muestran una renovada vitalidad y surgen con nuevas manifestaciones.

El que haya una opinión compartida sobre la actualidad del fenómeno de la pobreza y su carácter no coyuntural no quiere decir que se traduzca en un diagnóstico igualmente compartido sobre sus causas. En pocos temas como en el de la pobreza la reflexión científica ha venido marcada por connotaciones políticas. La pobreza en sí misma es un problema con una importante dimensión política, ya que los intereses de los diferentes grupos tienen una fuerte influencia en los modelos de distribución y en la existencia de la pobreza (Wilson, 1996:24). Ahondar en las raíces de la pobreza supone plantear cuestiones difíciles y conflictivas, lo que explica las reticencias y los rechazos que acompañan el proceso del conocimiento de la pobreza.

Por eso no es de extrañar que en el análisis de las causas de la pobreza las posiciones de partida hayan marcado decisivamente el concepto y el diagnóstico. En un extremo se encuentran aquellas conceptualizaciones que parten de considerar a la pobreza como un fenómeno profundamente enraizado en la propia condición humana y en el funcionamiento de las sociedades. Desde esta perspectiva, la pobreza se percibe como una situación natural o, en una comprensión menos fatalista, como una enfermedad heredada a la que todavía no se ha encontrado el remedio adecuado. A pesar del cambio experimentado en la percepción de la perdurabilidad de la pobreza desde mediados del siglo XVIII y del espectacular desarrollo económico de la segunda mitad de nuestro siglo, la visión de una cierta inevitabilidad del fenómeno no ha desaparecido totalmente hoy, o por lo menos se considera que las dificultades siguen siendo insuperables a medio plazo (Roll, 1992:8).

En el otro extremo se halla la posición de que la pobreza no deja de ser un fenómeno marcado por las circunstancias propias de nuestro tiempo, no tanto por entender que sea una novedad que antes no existiera, sino porque su actual extensión y persistencia, dadas las posibilidades que ofrece hoy nuestro planeta, sólo encuentran explicación en las reglas de funcionamiento del modelo económico que no se plantean la erradicación como objetivo o, lo que es igual, permiten y consienten su existencia.

Por debajo de ambos planteamientos lo que realmente subyace es la cuestión central de cuál es la naturaleza de la pobreza, del papel que desempeña en la reproducción de las sociedades. La pobreza no es sin más una característica de la condición humana, ni su resurgir puede analizarse como un accidente histórico que se repite periódicamente.

2.2. Estudio de las teorías sobre la pobreza[3]

Las teorías sobre la pobreza han servido para justificar ideológicamente la contradicción existente en nuestra sociedad entre el reconocimiento de los valores sociales de libertad e igualdad de oportunidades y la continua generación de desigualdades que conlleva el desarrollo del capitalismo. Para justificar esta contradicción, se le echa la culpa de la pobreza a los mismos individuos, o a los grupos étnicos de los que forman parte y a su cultura. Para llevar a cabo este proceso de culpa, ya desde el siglo XVIII los teóricos sociales distinguieron entre una pobreza «digna» y una pobreza «indigna». Los pobres «dignos» están adaptados a la sociedad, cumplen con sus deberes sociales, acomodan sus conductas a la moral social, asumen sin rechistar trabajos ímprobos y sólo es cuestión de tiempo que sus esfuerzos los saquen de la pobreza. Por su parte, los pobres «indignos» están ligados a la delincuencia, al alcoholismo, a la drogadicción, a la prostitución, a la criminalidad, al vagabundeo, son seres individualistas y antisociales, todo lo cual les impide salir de su pobreza.

Si bien Marx concibió la pobreza, no ya como una cuestión individual que nada tenía que ver con el sistema socio-económico ni con la riqueza, sino como un problema social directamente relacionado con las relaciones de producción capitalistas y con la acumulación de riqueza en unas pocas manos, no obstante el peyorativo tratamiento que hizo del lumpen proletariado muestra cómo tras esta categoría se esconde la concepción indigna de la pobreza regitiva en la época victoriana en la que vivió, concepción que establecía una separación tajante entre los pobres y la clase trabajadora. Frente a esta separación, Pilar Monreal en consonancia con E. P. Thompson y E. Wolf juzga más acertado unificar a los pobres y a los proletarios como pertenecientes a la clase social más desfavorecida; lo que conlleva la recusación de la diferencia entre una pobreza digna y una pobreza indigna.

Las teorías de la cultura de la pobreza tienen sus antecedentes históricos más directos en las tesis de la Escuela de Chicago. Los miembros de esta Escuela centraron sus estudios en el gueto, considerado como el medio en el que viven los pobres, en general inmigrantes, y consideraron que este medio determina el comportamiento de los individuos y contribuye al mantenimiento de la pobreza y al desarrollo de determinadas «patologías sociales» (crimen, baja escolarización, embarazos extramatrimoniales).

El concepto de cultura de la pobreza fue acuñado por Oscar Lewis en 1959 (Antropología de la pobreza. Cinco familias) y popularizado por varios autores, entre los que destacan Michael Harrington y D. F. Moynihan. Para estos autores, el estilo de vida y los valores que conforman la cultura de la pobreza (alta proporción de familias encabezadas por mujeres, acortamiento del período de niñez, escasa organización social, individualismo, insolidaridad, ausencia de participación socio-política, apatía, resignación) se transmiten de una a otra generación de manera que, una vez que el niño ha sido socializado en ellos, los mantendrá a lo largo de su vida y difícilmente saldrá de su situación. La cultura de la pobreza impide, una vez que las personas han sido socializadas en ella y la interiorizan, que los pobres aprovechen las oportunidades y posibilidades que la sociedad les ofrece y que hubiesen aprovechado se supone si hubiesen interiorizado la cultura y los valores propios de las clases medias blancas.

Con el concepto de cultura de la pobreza las causas de la pobreza y de la opresión se buscan y encuentran en los mismos pobres (en sus formas de vida y en sus valores que les impiden aprovechar las oportunidades que la sociedad les ofrece para salir de la pobreza) y no en determinadas estructuras económicas y políticas opresoras. De este modo, como revela la autora, a través del concepto de cultura de la pobreza los investigadores sociales ofrecen una justificación pretendidamente científica, objetiva y neutral de las desigualdades sociales y consiguen compaginar los principios universalistas de igualdad de oportunidades con la existencia real de graves desigualdades, legitimando, así, ideológicamente la desigualdad y la miseria existentes.

Si la pobreza es el resultado del modo de vida o de la raza de los pobres, entonces no hay porqué destinar presupuestos sociales a intentar subsanarla, pues estas medidas no darán frutos. Vemos, pues, cómo el tratamiento teórico que se le da a la pobreza es un elemento fundamental del tipo de política que se desarrolla para resolver el problema de la pobreza. De hecho, las concepciones sobre la cultura de la pobreza tuvieron una relevante incidencia sobre las políticas asistenciales desarrolladas a la sazón en los Estados Unidos por Johnson y Kennedy. La atribución de la pobreza y de la desigualdad social a la cultura y a la psicología de los mismos pobres, haciéndolos responsables de su situación, hizo que las políticas sociales se centrasen en el sistema educativo con el fin de modificar, a través de la educación (mejora de la cualificación individual y capacitación laboral) los valores y la cultura de los pobres. Este proceder dejaba sin tocar el mercado de trabajo y las condiciones económicas de los más desfavorecidos e, indirectamente, favorecía a las clases medias donde se encuadra el sector de enseñantes y profesores. Todo esto muestra la responsabilidad social que el antropólogo tiene con sus teorizaciones, pues sus planteamientos y teorías sobre la pobreza en este caso darán lugar, directa o indirectamente, a determinadas políticas públicas.

La teoría de la cultura de la pobreza de Lewis fue en gran parte retomada, veinte años después, por la teoría de la nueva pobreza urbana, la subclase o underclass, acuñada por K. Auletta (The underclass, 1982) y desarrollada por J. W. Wilson. Se habla de una «nueva pobreza» cuyas características principales serían: que es fundamentalmente urbana (se desarrolla en las ciudades en declive industrial o está ligada a la economía de servicios de baja cualificación de las grandes ciudades); que afecta especialmente a grupos minoritarios éticos, así como a los nuevos inmigrantes procedentes del Tercer Mundo; afecta más a las mujeres que a los hombres y a los niños y ancianos más que a las personas de mediana edad.

Sin embargo, para Pilar Monreal, lo nuevo de la pobreza no reside en las características de la población a la que afecta, sino en el sistema de procesos que la generan: la globalización de la economía y la internacionalización del capital han dado lugar a una nueva división mundial del trabajo para cuyo acometimiento se han llevado a cabo una serie de políticas de ajuste a nivel nacional, regional y local que han conllevado el aumento de la pobreza entre los sectores sociales más desfavorecidos. La globalización económica, los cambios en la división internacional del trabajo (que origina un proceso de industrialización de regiones del «Tercer Mundo» paralelo y concomitante a un proceso de desindustrialización de determinadas zonas del «Primer Mundo») y las políticas de reajuste económico desplegadas para adaptarse a estos cambios globales están dando lugar al desarrollo de una nueva pobreza urbana. La evolución de la ciudad de Nueva York durante los años setenta y ochenta constituye un claro ejemplo de estos procesos.

A la teoría de la subclase subyace una imagen negativa de la mujer pobre en especial afro-americana que evoca con claridad la imagen de las madres pobres (inmorales, alcoholizadas, despreocupadas de sus hijos) difundida por la literatura de la pobreza desde el siglo XVIII.

En los años sesenta y setenta el tema de la pobreza se plantea a partir de la idea de marginalidad. Para la teoría de la marginalidad, la incapacidad de los campesinos emigrados para adaptarse al modo de vida urbano les conduce a aislarse en determinados enclaves urbanos y este aislamiento les hace, automáticamente, adquirir un modo de vida (desorganización social, apatía, individualismo) que les impide aprovechar las posibilidades y oportunidades que la sociedad les ofrece. De este modo, como la teoría del gueto en la Escuela de Chicago y la teoría de la subclase, la teoría de la marginalidad peca de determinismo ecologicista, pues establece una relación determinista y unívoca entre un determinado espacio urbano y la conformación de un determinado estilo de vida, sin tener en cuenta la incidencia de otros factores de tipo político, económico y social.
[1]http://www.elpais.com/articulo/futuro/origen/Revolucion/Industrial/elpepusocfut/20070912elpepifut_1/Tes
[2] http://dicc.hegoa.efaber.net/listar/mostrar/172
[3] http://www.ugr.es/~pwlac/G12_13Recensiones.html#Pilar



En los países de capitalismo dependiente, la marginación es consecuencia del modelo de desarrollo capitalista. Este modelo ocasiona el desempleo de campesinos que migran desde las zonas rurales hacia la ciudad y, dentro de las urbes, genera una industrialización rápida e intensiva en capital que genera desempleados. Se crea, así, un excedente de población trabajadora, sin empleo y marginalizada. Resulta erróneo entender a los marginados como un sector social que no cumple función alguna en el proceso de acumulación del capital. Muy al contrario, los pobres juegan una importante función pues son utilizados por el capital para rebajar los costes salariales de los obreros empleados y para controlar y reducir la capacidad de acción, reivindicación y resistencia de los trabajadores, segmentan los mercados laborales y, en definitiva, contribuyen a aumentar el control y el poder que las clases dominantes ejercen sobre el trabajo.

No quiero finalizar la reseña de este aconsejable opúsculo sin resaltar la crítica que su autora hace a las propuestas de combatir la pobreza mediante modelos de autoorganización de la sociedad civil en los que los mismos ciudadanos se ocupan de satisfacer sus necesidades sociales (centros educacionales, guarderías informales, comedores comunitarios, etc.). Estos modelos presentan, sin duda, aspectos positivos, pero en contextos políticos y económicos de Estados de Bienestar muy débiles o de recorte de prestaciones sociales, pueden resultar también peligrosos, pues descargan al Estado de la obligación de invertir en el mejoramiento de los equipamientos y en la satisfacción de las necesidades sociales de los pobres y carga a estos con el trabajo y la responsabilidad de agenciarse los bienes que necesitan. Así, con la puesta en marcha de programas de autodesarrollo comunitario, las mujeres han sumado a sus dos tradicionales actividades laborales (el trabajo remunerado y el doméstico) una tercera (el trabajo comunitario). Se corre el riesgo de que la pobreza pase a convertirse en responsabilidad exclusiva de la comunidad, eximiendo al Estado de invertir para paliarla y a las clases privilegiadas del pago de impuestos con los que sufragar los gastos sociales necesarios para combatirla. De este modo, el Estado y sus recursos económicos se convierten cada vez más en instrumentos de las clases dominantes para la acumulación de capital, jugando cada vez menos la función de beneficiarios de los grupos sociales más desfavorecidos.

2.3. Cuadros Estadísticos sobre la situación de la pobreza en Paraguay[1]

Cuadro 1a

PARAGUAY: Porcentaje de la población según estatus de pobreza, 1994 – 2001

Área /

Status de Pobreza

Años


1994

1995

1996

1997/98

1999

2000/01



Total país


Pobres Extremos

13,9

17,3

15,5

15,6


Pobres no Extremos

16,4

14,8

18,2

18,3


Total de pobres

30,3

32,1

33,7

33,9


Urbana


Pobres Extremos

7,8

6,8

4,9

7,3

6,1

7,1


Pobres no Extremos

19,1

16,9

16,3

15,9

20,6

20,5


Total de pobres

26,9

23,7

21,2

23,1

26,7

27,6


Rural


Pobres Extremos

21,4

28,9

26,5

25,6


Pobres no Extremos

15,8

13,7

15,4

15,7


Total de pobres

37,2

42,5

42,0

41,2


Nota: "Pobres extremos" son aquellos que tienen ingresos inferiores al costo de una Canasta Básica de Consumo de Alimentos (es decir, del valor de una Línea de Pobreza Extrema). "Pobres No extre­mos" son quienes tienen ingresos mayores al costo de una Canasta Básica de Alimentos, pero in­feriores al de una Canasta Básica de Consumo Total (de alimentos y no alimentos, es decir, de una Línea de Pobreza Total). En consecuencia, serán "no pobres" aquellos que tienen ingresos mayores a la Línea de Pobreza Total. FUENTE: DGEEC. Encuesta de Hogares



Cuadro 1b

PARAGUAY: Porcentaje de la población según estatus de pobreza por departamentos, 2000- 2001

Departamento

Pobres

No pobres

Total

Extremos

No extremos

Total

Asunción

3,7

15,1

18,9

81,1

100,0

Concepción

23,9

17,1

41,0

59,0

100,0

San Pedro

35,0

20,8

55,8

44,2

100,0

Cordillera

13,0

16,6

29,6

70,4

100,0

Guairá

28,8

16,7

45,5

54,5

100,0

Caaguazú

26,7

18,1

44,8

55,2

100,0

Caazapá

37,3

19,3

56,6

43,4

100,0

Itapúa

21,9

13,7

35,6

64,4

100,0

Misiones

14,1

19,6

33,7

66,3

100,0

Paraguarí

17,5

17,6

35,1

64,9

100,0

Alto Paraná

14,3

12,5

26,8

73,2

100,0

Central

4,9

23,3

28,2

71,8

100,0

Ñeembucú

15,7

16,8

32,5

67,5

100,0

Amambay

22,5

18,6

41,1

58,9

100,0

Canindeyú

28,6

19,2

47,8

52,2

100,0

Presidente Hayes

7,2

19,0

26,1

73,9

100,0

Total

15,6

18,3

33,9

66,1

100,0

FUENTE: DGEEC “EIH 2000/01”

Cuadro 2

PARAGUAY: Porcentaje de la población según Necesidades Básicas Insatisfechas, 1995 – 2001

Área / NBI

Años

1995

1997/98

1999

2000/01

Total país

En calidad de vivienda

37,8

33,5

31,9

31,4

En infraestructura sanitaria

20,6

20,0

17,1

13,8

En acceso a la educación

22,6

23,8

20,7

22,3

En capacidad de subsistencia

5,6

11,8

10,7

8,2

Al menos 1 NBI

57,0

55,3

53,0

50,7

Área Urbana

En calidad de vivienda

24,9

21,6

21,5

20,5

En infraestructura sanitaria

29,0

25,1

21,9

18,5

En acceso a la educación

16,3

16,6

11,0

15,0

En capacidad de subsistencia

5,8

7,7

7,1

7,4

Al menos 1 NBI

47,5

44,7

42,3

41,3

Área Rural

En calidad de vivienda

51,2

47,4

44,1

44,2

En infraestructura sanitaria

11,8

14,1

11,5

8,3

En acceso a la educación

29,3

32,2

32,1

30,9

En capacidad de subsistencia

5,4

16,6

14,8

9,2

Al menos 1 NBI

66,8

67,5

65,6

61,7

FUENTE: DGEEC. Encuesta de Hogares

Cuadro 3

PARAGUAY: Ingreso mensual por persona y distribución de los ingresos, según deciles y áreas, 2000 – 2001

Deciles de ingreso familiar por persona

Ingreso mensual por persona

(en Gs. de marzo 2001)

Distribución % de los ingresos

Urbana

Rural

Total

Urbana

Rural

Total

Más bajo

87.034

29.632

41.993

1,4

1,0

0,9

II

164.631

59.667

94.047

2,7

2,0

2,0

III

228.903

88.222

142.440

3,8

3,0

3,1

IV

285.640

121.334

191.851

4,7

4,1

4,2

V

341.723

158.776

249.954

5,7

5,4

5,4

VI

413.925

196.986

310.850

6,9

6,7

6,8

VII

516.323

254.653

390.894

8,6

8,5

8,5

VIII

666.870

331.455

504.549

11,1

11,6

11,0

IX

948.789

455.604

724.659

15,8

15,4

15,8

Más alto

2.362.018

1.226.482

1.944.573

39,3

42,1

42,3

Total

601.543

292.758

459.426

100,0

100,0

100,0

FUENTE: DGEEC “EIH 2000/01”

Cuadro 4

PARAGUAY: Índice de Desarrollo Humano 2000/2001 por departamentos (de mayor a menor desarrollo)

Departamento

Tasa bruta de matricula­ción combi­nada

Tasa de alfa­betización

Esperanza de vida al nacer*

Ingreso per cápita**

Índice de:

Valor del Índice de Desarrollo Humano

US$ x año

US$ x año (PPA)

Esperanza de vida

Escolaridad

Ingreso

Asunción

70,7

97,2

68,3

2.725

8.316

0,7221

0,8839

0,7378

0,781

Central

70,3

94,2

68,3

1.666

5.084

0,7216

0,8624

0,6557

0,747

Alto Paraná

65,1

91,6

67,0

1.893

5.777

0,6996

0,8277

0,6770

0,735

Concepción

79,8

91,4

65,2

1.213

3.701

0,6701

0,8751

0,6027

0,716

Misiones

76,9

90,4

66,3

1.192

3.638

0,6891

0,8589

0,5999

0,716

Cordillera

72,8

91,4

66,3

1.045

3.188

0,6878

0,8517

0,5778

0,706

Pdte Hayes

62,7

87,4

66,1

1.463

4.465

0,6847

0,7914

0,6340

0,703

Paraguarí

73,4

88,3

66,3

1.073

3.275

0,6886

0,8336

0,5823

0,702

Itapúa

61,7

89,2

65,9

1.125

3.433

0,6820

0,8006

0,5902

0,691

Ñeembucú

65,1

87,5

66,5

1.063

3.245

0,6913

0,8004

0,5808

0,691

Caaguazú

68,7

91,1

65,7

920

2.808

0,6777

0,8361

0,5566

0,690

Guairá

73,2

87,5

65,5

863

2.633

0,6751

0,8272

0,5459

0,683

Caazapá

65,0

84,8

65,3

1.089

3.325

0,6721

0,7821

0,5848

0,680

Amambay

61,9

84,1

66,2

1.007

3.074

0,6866

0,7666

0,5717

0,675

San Pedro

74,6

88,9

64,9

680

2.076

0,6655

0,8414

0,5062

0,671

Canindeyú

60,1

79,4

65,6

1.088

3.319

0,6762

0,7298

0,5846

0,664

NOTA: se ha utilizado la metodología de la Nota Técnica N° 1 del “Informe sobre Desarrollo Humano 2001”, PNUD.

* estimado utilizando un modelo econométrico

** precios de marzo de 2001

Cuadro 5

PARAGUAY: Porcentaje de la población según condición de migrante

20% más pobre

20% siguiente

20% siguiente

20% siguiente

20% más rico

Total país

%

Población

Migrantes internos respecto al lugar de residencia de hace 1 año

Migrante urbano-urbano

0,6

1,2

2,2

3,2

1,8

1,8

101.794

Migrante urbano-rural

1,7

0,8

0,5

0,8

0,4

0,8

46.557

Migrante rural-urbano

0,7

0,9

0,4

0,9

0,6

0,7

39.129

Migrante rural-rural

1,2

0,6

0,5

1,1

0,5

0,8

44.563

Total migrante

4,2

3,4

3,6

6,1

3,3

4,1

232.043

Total no migrante

95,8

96,6

96,4

93,9

96,7

95,9

5.437.776

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.669.819

Migrantes internos respecto al lugar de residencia de hace 5 años

Migrante urbano-urbano

1,3

3,6

4,5

8,5

7,5

5,2

259.096

Migrante urbano-rural

2,8

2,5

3,3

3,0

1,9

2,7

134.618

Migrante rural-urbano

2,1

2,1

1,9

2,2

2,9

2,3

113.474

Migrante rural-rural

4,2

4,3

2,4

1,7

1,5

2,8

138.556

Total migrante

10,4

12,5

12,0

15,4

13,8

12,9

645.744

Total no migrante

89,6

87,5

88,0

84,6

86,2

87,1

4.377.190

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.022.934

Cuadro 6

PARAGUAY: Porcentaje de la población según idioma hablado con más frecuencia, Tasa de analfabetismo y nivel educativo aprobado

20% más pobre

20% siguiente

20% siguiente

20% siguiente

20% más rico

Total país

%

Población

Idioma más hablado en el hogar (por la población de 5 y más años de edad)

Guaraní

87,5

67,0

48,7

33,7

20,4

50,6

2.572.352

Guaraní y castellano

7,1

18,1

21,7

27,4

25,7

20,2

1.029.553

Castellano

3,0

10,1

26,2

33,7

47,6

24,7

1.257.854

Otros

2,4

4,8

3,4

5,2

6,3

4,5

226560

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.086.319

Tasa de analfabetismo (de la población de 15 a más años de edad)

Hombre

12,5

10,7

6,4

5,0

2,5

6,9

122.551

Mujer

19,0

17,1

9,4

7,3

2,5

9,8

180.341

Total

15,6

13,9

8,0

6,2

2,5

8,4

302.892

Nivel educativo más alto aprobado (por la población de 15 y más años de edad)

Primaria

73,9

68,3

55,8

47,5

30,1

52,5

1.889.825

Secundaria Básica

7,9

12,1

17,3

15,4

14,4

13,8

496.584

Bachiller

6,0

7,9

17,6

23,7

27,1

17,9

643.097

Universitario

0,2

0,5

1,8

5,7

21,8

7,2

260.891

Otros

12,0

11,2

7,5

7,7

6,6

8,7

312174

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

3.602.571

Cuadro 7

PARAGUAY: Porcentaje de la población según tipo y lugar de abastecimiento de agua y Tenencia de luz eléctrica de la vivienda

20% más pobre

20% siguiente

20% siguiente

20% siguiente

20% más rico

Total país

%

Población

Tipo de abastecimiento de agua

Corposana

5,4

12,3

26,5

37,2

51,2

26,5

1.547.175

Senasa

12,1

15,0

16,5

16,0

9,9

13,9

810.388

Red Privada

8,6

9,8

15,4

12,7

13,8

12,1

703.112

Pozo con bomba

8,4

11,7

15,3

20,8

18,2

14,9

868.426

Pozo sin bomba

55,3

47,1

23,5

11,3

5,0

28,4

1.658.582

Otro

10,2

4,1

2,7

1,9

1,9

4,2

242.900

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.830.583

Lugar de abastecimiento de agua

Dentro de vivienda

8,9

22,8

48,5

67,0

85,7

46,6

2.716.581

Dentro de Propiedad

73,0

64,6

45,8

29,1

12,8

45,0

2.626.503

Fuera de Propiedad

18,1

12,6

5,7

3,8

1,5

8,4

487.499

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.830.583

Tenencia de electricidad eléctrica

73,8

87,4

95,2

97,7

98,6

90,5

5.278.242

No

26,2

12,6

4,8

2,3

1,4

9,5

552.341

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.830.583

Cuadro 8

PARAGUAY: Porcentaje de la población según situación legal de la vivienda, tenencia. De título de propiedad y tenencia de pieza para realizar actividades económicas

20% más pobre

20% siguiente

20% siguiente

20% siguiente

20% más rico

Total país

%

Población

Situación legal de la vivienda

Propia

84,1

81,7

78,4

76,4

77,2

79,5

4.638.087

Arrendatario o inquilino

2,9

5,3

9,1

9,1

10,4

7,4

428.775

Cedida

12,4

12,1

11,2

12,4

9,7

11,5

673.136

Otro

0,7

1,0

1,4

2,1

2,7

1,6

90.585

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.830.583

Tenencia de título de propiedad de la vivienda propia

35,6

40,4

51,2

65,4

80,8

54,3

2.545.440

No

64,4

59,6

48,8

34,6

19,2

45,7

2.140.899

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

4.686.339

Tenencia de pieza para realizar actividades económicas o alquiler

5,4

11,3

14,7

21,9

28,5

16,4

953.625

No

94,6

88,7

85,3

78,1

71,5

83,6

4.876.958

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

5.830.583

Cuadro 9

PARAGUAY: Ingreso familiar promedio según fuentes (por mes, expresado en guaraníes de marzo de 2001) *

20% más pobre

20% siguiente

20% siguiente

20% siguiente

20% más rico

Total país



De la ocupación principal

195.538

476.012

861.705

1.166.892

2.788.684

1.280.398


De la ocupación secundaria

16.474

24.871

32.844

51.354

212.716

81.431


De las demás ocupaciones

181

953

2.254

4.995

41.632

12.904


De alquileres o rentas netas

73

2.241

7.530

14.864

122.095

37.897


De intereses, dividendos y utilidades

184

31

623

1.322

88.072

24.106


De ayuda familiar del país

20.834

63.263

60.168

74.958

97.158

68.082


De ayuda familiar del exterior

4.157

10.512

16.742

29.545

53.019

26.354


De jubilación o pensión

139

3.225

16.716

63.439

309.018

100.733


De pensiones por divorcio y cuidado de hijos

1.912

7.085

5.891

8.242

16.026

8.752


De otros ingresos

6.526

19.194

21.105

27.336

50.149

27.787


(-) de los empleados domésticos

219

838

2.906

14.174

58.844

19.659


(-) impuestos a la propiedad

935

1.407

3.323

5.654

23.437

8.552


(-) contribuciones a la seguridad social

4.127

6.487

17.100

35.532

75.199

32.990


Total

240.737

598.654

1.002.250

1.387.587

3.621.089

1.607.244


* No incluye la renta imputada de la vivienda propia

Cuadro 10

PARAGUAY: Ingreso familiar según fuentes (en porcentajes)*

20% más pobre

20% siguiente

20% siguiente

20% siguiente

20% más rico

Total país



De la ocupación principal

81,2

79,5

86,0

84,1

77,0

79,7


De la ocupación secundaria

6,8

4,2

3,3

3,7

5,9

5,1


De las demás ocupaciones

0,1

0,2

0,2

0,4

1,1

0,8


De alquileres o rentas netas

0,0

0,4

0,8

1,1

3,4

2,4


De intereses, dividendos y utilidades

0,1

0,0

0,1

0,1

2,4

1,5


De ayuda familiar del país

8,7

10,6

6,0

5,4

2,7

4,2


De ayuda familiar del exterior

1,7

1,8

1,7

2,1

1,5

1,6


De jubilación o pensión

0,1

0,5

1,7

4,6

8,5

6,3


De pensiones por divorcio y cuidado de hijos

0,8

1,2

0,6

0,6

0,4

0,5


De otros ingresos

2,7

3,2

2,1

2,0

1,4

1,7


(-) de los empleados domésticos

0,1

0,1

0,3

1,0

1,6

1,2


(-) impuestos a la propiedad

0,4

0,2

0,3

0,4

0,6

0,5


(-) contribuciones a la seguridad social

1,7

1,1

1,7

2,6

2,1

2,1


Total

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0

100,0


* No incluye la renta imputada de la vivienda propia

2.3.1 Comentario sobre la pertinencia[1]

La embajada de los Estados Unidos en el Paraguay advirtió a los norteamericanos que no debían transitar por algunas regiones del país debido a la falta de seguridad pública. Un tiempo antes el embajador alemán expresó al gobierno que en el país no existe seguridad jurídica para la inversión y protestó por la invasión de campesinos "sin tierra" a productores de soja alemanes. La situación es grave, dijo, porque se ahuyenta a los interesados en traer capitales. Sólo unos meses atrás Paraguay y Alemania firmaron un convenio para la protección recíproca de inversiones.

Pero la realidad en el país es mucho peor. Es una tragedia que puede terminar en la hambruna y el caos social. La inseguridad para las personas y sus bienes afecta por igual a extranjeros y paraguayos. La desinversión, carestía, falta de trabajo y miseria en el campo donde aún vive la mitad de la población está alcanzando niveles extremos, dado que a la inseguridad se le suman la inestabilidad política y el proteccionismo empleado por Argentina y Brasil ante la severa crisis económica que atraviesan.

Los políticos siguen negando la realidad, culpan de la miseria de los campesinos al latifundio, la escasez de créditos blandos y tecnología, la falta de subsidios y los bajos precios del algodón en el mercado internacional. Es como decir que el termómetro es la causa de la fiebre.

En el campo, la causa de la pobreza es la falta de garantías para la propiedad. El desinterés de las autoridades judiciales y policiales para proteger los derechos de propiedad han incentivado las incesantes invasiones de tierras, el robo de animales, la tala irracional de los bosques, la destrucción de maquinarias e instalaciones, las amenazas de grupos armados y el desaliento de pacíficos productores. Esta ecuación de la miseria se completa con las masivas expropiaciones de tierras que realiza el Congreso para su reparto en la reforma agraria. Se ha expropiado a mansalva, arbitrariamente y con fines populistas. Ninguna propiedad está segura de la invasión y expropiación. El trabajo de años puede perderse de un día para otro. En el afán de favorecer a los campesinos crearon una fábrica de pobreza.

Los campesinos, cansados de tanto infortunio y promesas incumplidas y alentados por políticos populistas, han tomado la "justicia" en sus manos: cierran rutas, incendian ranchos, carnean animales ajenos y secuestran al personal de los establecimientos. El campo está exhausto. No hay nuevos cultivos, ni inversiones, ni fuentes de trabajo. El valor de los inmuebles se ha derrumbado. Poco o nada se produce y consume. Muchos colonos de origen extranjero, algunos de los más prósperos, ya abandonaron el país.

La pobreza campesina no es consecuencia de la fatalidad, sino resultado manifiesto de las malas políticas de los gobiernos, especialmente de la reforma agraria que origina inseguridad y violencia. El desarrollo rural no encierra misterio alguno, sólo requiere abolir la reforma agraria y proteger con firmeza los derechos de propiedad. Las legislaciones que definen claramente los derechos de propiedad y le otorgan la máxima protección tienden a impulsar el progreso económico y social de los pueblos, como demuestra la teoría desarrollada por Ronald Coase, Premio Nobel de Economía 1991.

Para sacar a los campesinos de la pobreza no hay mejor política de gobierno que proteger los derechos de propiedad. Su costo sería ínfimo, pero sus beneficios para los más pobres serían inmensos.

3. ESTUDIO HISTÓRICO SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LA POBREZA

3.1. Historia de la Pobreza[2]:

Como lo refleja la Biblia, en muchos de sus paisajes, la pobreza es parte de la historia misma de la humanidad, siempre se le ha considerado como una situación normal en la vida del hombre. Los escritos de la antigüedad reflejan como la escasez de alimentos y el hambre eran algo crónico y común.

Durante la edad media aparecen las primeras manifestaciones de pobreza. Precarias viviendas sirvieron de morada al hombre y su familia. Estas, con una sola habitación en unos casos, y con un máximo de dos en otros, se constituyeron en casas que fueron el producto de construcciones rústicas y ordinarias, carentes de los servicios básicos, donde el desconocimiento de las más elementales normas de higiene agravaba las condiciones precarias de vida en las que habitaban miles de personas. Otro de los fenómenos habituales para la época era el hambre, las costumbres medievales permitían apreciar una notoria contraposición entre opíparos banquetes, de los que disfrutaban las personas que integraban las clases sociales más nobles y la inanición en que se debatían otras menos afortunadas.

Durante el siglo XIII y las siguientes tres centúrias el hambre continuó. “Entre 1201 y 1600 el ritmo de su crecimiento y propagación se mantuvo constante: Siete épocas de hambre y diez años de escasez de alimentos a lo largo de cada siglo”.[3][1]

El hambre y la escasez han acompañado por siglos la evolución de la vida del hombre, múltiples capítulos de la historia de la humanidad así lo reflejan, largos períodos de hambre generaron muerte y miseria. Esas largas jornadas de hambruna fueron manifestaciones intensas de la pobreza.

La pobreza se ha mantenido durante siglos como un enquistado mal difícil de exterminar. En 1798, el clérigo ingles Thomas R. Malthus[4][2] dejó saber, mediante un ensayo publicado, sus conclusiones acerca de la constante tendencia observada en la población a crecer por encima de la producción y la capacidad de abastecimiento de alimentos. Esta anomalía, sin un control adecuado absolutamente necesario, siempre arrastraría a la masa humana al hambre, a la enfermedad y a la guerra. La pobreza era para él, en sus consideraciones, un algo inevitable para la mayoría de los seres humanos.

Para mediados del Siglo XVIII, durante la llamada “Revolución Industrial”, se produjeron cambios y la producción comenzó a registrar un aumento progresivo. Pero este fenómeno también involucraba el incremento de la población, el cual para inicios del siglo XIX ya mediaba en un 50%. Disminuyó el índice de mortalidad y aumentó la producción de alimentos, surgiendo además otros recursos que ayudaban a abastecer a un gran número de personas.[5][3]

El Siglo XIX fue el siglo de la explosión demográfica, en ese período la humanidad creció más de lo que lo había hecho en millones de años. Pero, de la misma manera como esto sucedió, continuaron produciéndose nuevos acontecimientos que generaron hambre en la India, Irlanda, China y la URSS, por mencionar algunas de las regiones del mundo más importantes que fueron afectadas. Curiosamente, estas grandes crisis, no afectaron mayormente los países del mundo occidental.

Actualmente, el hambre y la escasez todavía prevalecen con sus amargas y terribles consecuencias, sin que este problema se haya logrado reducir significativamente o eliminar en nuestro continente.

Para América Latina la pobreza ha sido siempre un flagelo en constante evolución, que toma fuerzas y abarca, con sus tentáculos, un elevado porcentaje de la población. A la pobreza, como mal de la sociedad, debe cortársele el paso, combatirla, reducirla progresivamente hasta erradicarla. Es por ello que en nuestros Países, a través de nuestros gobiernos y nuestras sociedades, debemos hacernos eco de la advertencia que hace muchos años lanzó el Sr. James Grant, Director General de la UNICEF, quien señalaba que en pobreza “lo peor todavía esta por venir” y por ello debemos prepararnos para producir las transformaciones necesarias, tomando las previsiones para actuar antes de que sea demasiado tarde.

3.1.1. Evolución y Desarrollo. Escalada de la Pobreza.


En América latina, durante la primera mitad de este siglo, la pobreza fue principalmente un problema social de naturaleza rural. En casi todos los países latinoamericanos la población incluida dentro de esta clasificación, víctimas de carencias de todo tipo, superaba en número muy superior a la urbana y se encontraba arraigada a viejas estructuras de tenencia de la tierra, de explotación económica y de opresión política. Se podía apreciar en este estrato de la sociedad un nivel de vida muy bajo, así como un elevado índice de mortalidad y desnutrición, lo cual era atribuido a la existencia y práctica de formas arcaicas de organización social y económica. Esto promovió la práctica de políticas de integración y modernización para buscar remediar la situación pero el problema en sí era mucho más complejo.

Estudios realizados sobre el particular por organizaciones como el Comité Internacional de Desarrollo Agrícola (CIDA) demostraron que durante los años sesenta la condición de pobreza estaba vinculaba a formas injustas de distribución de la tierra, no solo por la falta de capital, de créditos, de tecnología moderna, de mercados o carencia de espíritu empresarial, sino por la existencia de situaciones tales como el minifundio, el peonaje, el latifundismo, la existencia de población activa sin acceso a la tenencia de la tierra. A esto se podía sumar que la posesión de tierras se resumía en sistemas de dominación política existentes, de naturaleza no democrática, los cuales se materializaban al nivel regional o local y eran de carácter caciquil, autoritario, u oligárquico.

A raíz de la Revolución cubana de 1959 fueron promovidas, por el gobierno de los Estados Unidos, algunas tímidas reformas agrarias con las que se pretendía cerrar el paso a la revolución marxista continental, virtual amenaza para la región, las cuales fueron resumidas y materializadas en políticas dentro de lo que se llamó la “Alianza para el Progreso”. En numerosos países se iniciaron movimientos campesinos que reclamaban la propiedad y tenencia de la tierra, la libertad de organización y el derecho a salarios justos. El agro latino estaba en efervescencia y las oligarquías latifundistas, propias de débiles clases medias y gobiernos populistas peligraban. Los pobres del campo se constituyeron entonces en las nuevas clases peligrosas, a las que había que suprimir, liquidar o bien atender, en sus exigencias, para evitar males mayores.

A partir de los años sesenta se produjo en América Latina toda una serie de cambios en el contexto político, los grupos dominantes se organizaron de forma nacional e internacional en busca de contener la marea popular conformada por los movimientos campesinos, por los grupos de izquierda y algunos que otros intelectuales que reclamaban, con argumentos de naturaleza económica, política y social, la urgente necesidad de reformas agrarias con bases bien estructuradas. Se instalaron una serie de regímenes militares, más o menos brutales, que generaron un período de extensa violación de los derechos humanos, de conflictos subversivos o de baja intensidad los que, lejos de beneficiar, hicieron más patética la situación de pobreza y desamparo en que se encontraban millones de campesinos latinoamericanos.

Otros cambios estructurales más profundos se hicieron presentes al mismo tiempo, parte de la economía agrícola se modernizo en Latinoamérica logrando una integración mucho mayor a los circuitos globales de agroindustrialización. Los pequeños agricultores comenzaron a resultar carentes de importancia para la lógica de obtención de capitales. Los peones, los parceleros, los pequeños poseedores de tierras y los jornaleros iniciaron su transformación en asalariados de las nuevas empresas multinacionales que comenzaban a llegar al continente.

Los antiguos campesinos y sus hijos, en menos de una generación, comenzaron a declinar, convirtiéndose en parte del naciente proletariado industrial. La pobreza rural comenzaba a modificarse, no a desaparecer, pasaba de una clase productiva a otra con menores posibilidades, debido a que su siempre creciente y vigorosa mano de obra ya no se consideraba necesaria para las emergentes agroempresas innovadoras en tecnología que la suplantaban por las máquinas.

Esto dio pié a lo que tenía por fuerza que ocurrir, comenzó la inmigración del hombre del campo hacia las ciudades, abandonando las tierras a ritmos cada vez más acelerados. Los años sesenta se constituyeron en una década marcada por el éxodo rural masivo y la concentración de estas poblaciones en las ciudades y centros metropolitanos, los cuales hoy día son enormes megalópolis. Durante las décadas de los setenta y ochenta las tasas de urbanización y metropolización de las principales ciudades latinoamericanas rebasaron en más de dos dígitos las tasas de crecimiento demográfico, los cuales comenzaron a ascender.

En la región latinoamericana, a principios de los años ochenta, cuatro de cada diez habitantes se hallaban por debajo de la línea de la pobreza, esto quiere decir que este fenómeno social, afectaba aproximadamente un 38% de la población.

Luego de la famosa “década perdida” de los ochenta, en la cual se desmoronaron todas las tasas de crecimiento económico y se produjo la caída del producto nacional en casi todos los países de la región, surgió la década de los noventa, cuyo año inicial se caracterizó por el comienzo de las políticas neoliberales, de las reformas en busca del achicamiento del Estado, la apertura de los mercados, el desvanecimiento del proteccionismo, la privatización de los bienes colectivos y los drásticos y arbitrarios recortes a las instituciones de protección, previsión y desarrollo social. El resultado de estas medidas fue una creciente desigualdad en las sociedades latinoamericanas, además del aumento desproporcionado de los índices de pobreza.

En Septiembre de 1990 se realizó en Quito Ecuador, “La Conferencia Regional sobre la Pobreza”, promovida por los Países latinoamericanos, en la cual se estimó cerca de un 62 % de la población en condición de pobreza. Esta cifra representaba alrededor de unos 270 millones de habitantes.

Debido a este aumento de la pobreza, en Latinoamérica se propagó la necesidad de buscar fórmulas que permitieran mejorar, o al menos igualar, la calidad de vida dentro del ámbito de la región. Se continuaron las reformas estructurales del Estado y sus instituciones para lograr la eficiencia que contribuyera a la reducción progresiva de la brecha entre los pobres y los ricos.

A principio de 1999, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU), hizo público su “Informe Anual sobre el Estado de la Pobreza” correspondiente a 1998, documento en el cual demostró que existía un alto grado de desigualdad en América Latina, a pesar del ligero crecimiento económico que se había logrado en la región durante los años 96 al 98, período durante el cual se estimó una disminución de la pobreza del 41 al 36 %, con lo que se recuperó el nivel existente en 1980, es decir un 38%.

En el referido informe se resaltó que el número de pobres en Nicaragua, Argentina y Perú había aumentado considerablemente mientras que sólo algunos países, entre ellos Chile y Costa Rica, consiguieron una reducción sustancial de la pobreza. Según el PNUD la recuperación económica de buena parte de los países del Continente ha estado fuertemente ligada a la aplicación de planes liberales, pero al mismo tiempo considera que esto ha generado inestabilidad en las economías.

Esto permite afirmar que la pobreza avanzó arrolladoramente sobre América Latina durante los años 80, afectando uno de cada dos habitantes de la región. La pobreza se agudizó en el Continente, incluso a principios del año 1990 constituyéndose en un problema que no experimentaba ningún retroceso. Gracias a las reformas que se iniciaron a partir de Septiembre del 90 se ha reducido progresivamente hasta lograr volver a los niveles que se tenían para 1980 pero el esfuerzo aún no ha sido suficiente y la calidad de vida se ha degradado, el sector de “pobres extremos,”[1][10] o “pobres indigentes,” se ha instituido como una categoría que representa aproximadamente la mitad de todos los pobres.

Este crecimiento incontrolable de la pobreza ha dado paso a conclusiones que se han formulado los observadores del problema, quienes en su mayoría han coincidido en que la pobreza en América Latina presenta un cuadro de extrema gravedad.

De acuerdo con los números de la Comisión Latinoamericana y del Caribe sobre el desarrollo social (CLCDS), entre el año de 1980 y el de 1990 el total de pobres aumentó en 60.000.000, alcanzando a 196.000.000 el número de latinos con ingresos inferiores a 60 dólares mensuales, lo cual nos dice que más del 70% de la población total no podía cubrir con esos ingresos sus necesidades primarias. La pobreza extrema, calculada para todos aquellos con ingresos inferiores a 30 dólares mensuales también aumento en el mismo período y afectó a unos 74.000.000 de personas.

De conformidad con cifras del Banco Mundial de Desarrollo, se estima que aproximadamente una de cada tres personas (1 de cada 3), viven en la actualidad sumidos en la pobreza, cifra que permite pensar aproximadamente en 160 millones de personas, cuyo promedio de ingresos no es mayor de dos (02) Dólares diarios. Estas cifras son el producto de estudios realizados por la referida institución y dados a la luz en el mes de Noviembre de 1998, de aquí su actualidad y realismo muy a pesar de que también se deja saber, en los correspondientes informes, acerca de las ligeras mejoras que se experimentaron durante los años 1996, 1997 y 1998, las cuales no impiden que el nivel de pobreza en América siga siendo un problema con carácter persistente en la región.

3.1.2. Características generales y particulares de la pobreza en América Latina:

En un artículo del investigador Peter Townsed,[2][11] se puede leer: “Quien es pobre se muere antes. Mis investigaciones prueban que la pobreza mata. No se trata de un comentario político o social, sino de un hecho científico”. Esta aseveración se puede corroborar y aplicar en la América Latina, donde más de 1.500.000 muertes se atribuyeron a la pobreza, en primer lugar a niños y mujeres, quienes por ser más débiles sucumben más fácilmente al hambre y la adversidad. Unos 2.000 perecen diariamente. Millones de mujeres, son hoy cabeza de hogar y según cifras del "Population Crisis Committee" de Washington se encuentran en “situación de pobreza, impotencia y hambre”, trabajan largas horas, durmiendo y comiendo menos.

En casi toda América Latina se han perdido progresivamente las defensas gubernamentales contra la pobreza.

Se han venido proliferando los problemas sociales: la penuria y la marginalidad.

Como consecuencia de esto el incremento de los indigentes, el crimen, la violencia familiar y social, los niños de la calle, los ancianos abandonados y otros, que sin serlo deambulan por las calles en el peor abandono, han perdido la razón o simplemente han hecho de las calles y plazas de las ciudades su morada. En las barriadas o sectores habitacionales marginales, las condiciones de salubridad inadecuada son manifiestas, la carencia de servicios públicos adecuados, la aglomeración de viviendas, el éxodo de personas del campo a la ciudad, la proliferación de ranchos y otras tantas manifestaciones de pobreza crecen desmesuradamente sin que exista control gubernamental.

La pobreza en América Latina puede catalogarse como objetiva y subjetiva. En el primero de los casos porque se materializa y se identifica con parámetros mensurables, los cuales se identifican con un nivel de vida bajo, producto de la incompatibilidad de los ingresos para cubrir las necesidades básicas para vivir. La segunda característica se concretiza por una condición mental, que crea la conciencia de ser pobres, marginados o excluidos, de tener menos de lo que tienen los otros, de lo que se debería tener, de lo que se cree se tiene derecho o de lo que se cree se debe tener.

Por último se puede caracterizar por ser absoluta y relativa. Es absoluta porque ella se puede medir en valores o en grados y por niveles tales como educación, alimentación, pesos físicos, espacio vital para un individuo o grupo familiar etc. Y es relativa por que es capaz de ser comparada, es decir de permitir cotejar las desigualdades económicas y sociales existentes en Países de Latinoamérica como producto de las tendencias económicas de las últimas décadas.

4. ESTUDIO DE CASOS

4.1. Globalización y pobreza: ideas claras en China - Sergio Martín.- Iberglobal[3]

(Carta de Asia-Economía Número 63 – 5 de mayo de 2004)

Uno de los argumentos favoritos entre los críticos de la globalización es que ésta favorece la desigualdad y la pobreza. Enlazando con las antiguas teorías de los años setenta sobre la dependencia, estos críticos señalan, esquemáticamente, que la globalización es un arma de los más países más ricos para mantener su posición privilegiada, que no ha servido para que los países subdesarrollados puedan vencer la pobreza, que ha sido una causa determinante de que hayan aumentado las desigualdades en la economía mundial.

La globalización, en suma, es origen de pobreza y desigualdad, según este planteamiento.

Hay un país en el mundo en el que prácticamente sería imposible escuchar el anterior tipo de argumentación. Y no es un país rico sino en vías de desarrollo que, además, es en teoría un a país socialista gobernado por un partido comunista. Se trata de China.

En la pragmática y poco ideologizada China tienen muy claro que la globalización ha sido uno de los motores clave del gigantesco despegue económico que han experimentado en el último cuarto de siglo (gracias al cual, como nos recordaba recientemente un informe del Banco Mundial, alrededor de 400 millones de chinos han podido abandonar la situación de pobreza).

El economista más famoso de la China actual, Fan Gang, lo racionalizaba en un artículo reciente (escrito junto con un profesor de la Academia de Ciencias Sociales, Zhang Xiaojing), publicado en la revista China & World Economy y titulado elocuentemente “Cómo pueden los países en desarrollo beneficiarse de la globalización: el caso de China”.

Para los articulistas, la experiencia de China es un claro ejemplo que prueba los beneficios de la globalización.

Se trata de una globalización que ha seguido el estilo que en general ha caracterizado a la reforma china: con gradualismo, es decir, realizando los cambios poco a poco; protegiendo al máximo posible aquellos sectores que presentaban más debilidades frente a la competencia internacional (como el bancario); mejorando el marco institucional de la economía en paralelo a la apertura al exterior; etc.

Pero ha sido un proceso firme de “globalización”, entendiendo por tal la apertura al comercio exterior y a las inversiones extranjeras, el sometimiento a la disciplina de la competencia de los mercados internacionales.

Para Fan y Zhang, “la globalización es el resultado natural del desarrollo de una economía de mercado. Los países en desarrollo solo tienen una cosa que considerar: cómo pueden participar en esta tendencia, y no cómo escapar a ella”.

Existe una amplia e intensa polémica sobre los efectos de la globalización. Pero en la China actual, la China de la reforma –probablemente el mayor éxito económico de la historia de la humanidad- esa polémica es inexistente: la globalización ha sido una de las dos causas fundamentales (la otra es el desarrollo de la economía de mercado) que explican el espectacular avance económico experimentado por el país.

4.2. Datos básicos del mundo[4]

Una cuarta parte de la humanidad vive en estado de pobreza absoluta, es decir más de 1.000 millones de personas no pueden adquirir el alimento necesario para llevar una vida activa.

35.000 niños mueren cada día por causas directamente relacionadas con la pobreza. 130 millones de niños no reciben educación básica (de estos el 70% son niñas).

1.300 millones de personas no tienen acceso al agua potable (el 80% de las enfermedades del mundo se deben a beber agua no potable).

La distribución de la riqueza en el mundo es terriblemente injusta: un 15% de la población posee el 79% de la riqueza mundial y el 85%, el 21 % restante.

La población de los países industrializados representa aproximadamente un 20% de la población mundial, pero consume 10 veces más energía comercial que la de los países en desarrollo, y produce un 70% de las emisiones mundiales de monóxido de carbono y el 68% de los residuos industriales del mundo.

Un 70% de las personas que viven en pobreza extrema son mujeres.

Un informe de las Naciones Unidas de hace tres años afirmaba que en 1960 la proporción entre ricos y pobres era de 1 a 30 (un norteamericano o europeo valía lo que 30 haitianos). Ahora 40 años después, sin comunismo, con avances democráticos y el todopoderoso y todoprometedor capitalismo neoliberal, la proporción no ha disminuido, ni siquiera se ha mantenido, sino que ha pasado a ser de 1 a 60. Y si se compara los más ricos de los ricos con los más pobres de los pobres esta proporción es de 1 a 180.

¿Quiénes son y dónde viven unos y otros? Según la prestigiosa revista The Economist estos son los diez países donde mejor se vive:

1. Suiza

2. Alemania

3. España

4. Suecia

5. Italia

6. Japón

7. Australia

8. Estados Unidos

9. Gran Bretaña

10. Hon Kong.

Y estos son los 20 países con mayor sufrimiento en el mundo:

  1. Mozambique
  2. Somalia
  3. Afganistán
  4. Haití
  5. Sudán
  6. Zaire
  7. Laos
  8. Angola
  9. Guinea
  10. Etiopía
  1. Uganda
  2. Cambodia
  3. Sierra Leona
  4. Chad
  5. Guinea Bissau
  6. Ghana
  7. Myanmar
  8. Malawi
  9. Comerán
  10. Mauritania.

En el año 2.010 el sida reducirá a la mitad la expectativa de vida en Zambia y la reducirá en treinta años en Tailandia según nuevas y espeluznantes proyecciones sobre los efectos en la población mundial de la epidemia de sida. Los demógrafos añaden que la expectativa de vida en otros 14 países en vías de desarrollo, mayoritariamente en el Africa sub-sahárica, será mucho más corta en el año 2.010 cuando la epidemia alcance su pico más alto.

En los próximos 20 años se duplicará la mortalidad infantil en Zambia, Zimbawe y Tailandia, mientras que en Uganda y Kenia aumentarán en un 50%. La epidemia de sida puede llegar a cobrar 121 millones de vidas para el año 2.020.

Debido a que las muertes por sida se concentran en la infancia y en los adultos de mediana edad, la expectativa de vida en muchos países del tercer mundo decrecerá de forma increíble, si no se detiene la epidemia.

Para realizar el estudio de los países más pobres se ha empleado el Índice de Sufrimiento Humano (ISH), obtenido a partir de la suma de diez medidas del bienestar humano: esperanza de vida, suministro calórico diario, agua para beber, inmunización infantil, matrícula en las escuelas secundarias, PNB per cápita, tasa de inflación, tecnología de las comunicaciones, libertad política y derechos civiles. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los datos han sido proporcionados por los propios gobiernos. Según estos datos, 15 de los 20 países del mundo con mayor sufrimiento son africanos, y uno es latinoamericano.

Si todo esto es ya escalofriante, el futuro es todavía más sombrío, y se trata del futuro que dicen construir los países ricos. Así - tal como lo analiza la revista La Esquila Misional - el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) agravará la marginación del 20% más pobre de la población mundial. Su apuesta por la libertad de comercio dejará las economías más deprimidas y sin protección ante los intereses extranjeros.

4.2. Soluciones

Tomando en consideración experiencias pasadas, así como los nuevos enfoques de la pobreza, el World Bank (2001) recomienda combatir la pobreza llevando a cabo acciones en tres áreas[5]:

a) Promover oportunidades materiales propiciando el crecimiento económico, la creación de trabajos, escuelas, crédito, servicios de agua y desecho de excretas, salud y educación.

b) Facilitar el empoderamiento de los pobres, fortaleciendo su participación y haciendo que las instituciones estatales sean más accesibles y rindan cuentas a ellos. También eliminando barreras sociales resultado de discriminaciones por género, raza, religión o estatus social

c) Mejorando la seguridad de los pobres para reducir su vulnerabilidad ante enfermedades, ajustes económicos y desastres naturales

Por su parte, el UNDP (2003) afirma que para salir de la pobreza se necesita un enfoque multifacético que va más allá de las políticas requeridas para mantener la estabilidad y el crecimiento económico, así como un clima político estable. Por ello propone seis conjuntos de políticas:

a) Invertir en el desarrollo humano, es decir, salud, educación, nutrición, sanidad y agua, para fomentar la creación de una fuerza de trabajo productiva

b) Ayudar a los pequeños agricultores a incrementar su productividad

c) Invertir en infraestructura: electricidad, carreteras, puertos

d) Implementar políticas de desarrollo industrial dirigidas a la pequeña y mediana industria

e) Promover la equidad social y los derechos humanos para que los pobres y los marginados, incluidas las mujeres, tengan libertad y voz para influenciar en las decisiones que afectan sus vidas

f) Promover la sustentabilidad ambiental y la buena gerencia de las ciudades para proveer ambientes seguros

De lo anterior se desprende que el problema de la pobreza es multidimensional y se debe atacar desde diferentes ángulos. Por un lado, se deben llevar a cabo políticas top-down (de arriba hacia abajo) que propicien la estabilidad y el crecimiento económico. Pero dichas políticas deben ser acompañadas por políticas bottom-up (de abajo hacia arriba) que promuevan el desarrollo de las capacidades de los individuos, mejoren la distribución del ingreso y permitan la participación de los pobres en la búsqueda de mejores condiciones de vida.

4.2.1. La Lucha contra la pobreza abarca tres grandes renglones, ya que[6]:

Primero, los países en vías de desarrollo tienen que embarcarse en estrategias que les ayudarán a conseguir estos objetivos. Los miembros de gobierno tendrán que prestar particular atención en áreas de pobreza y desarrollo social.

Segundo, los donantes y las agencias internacionales deben apoyar a los países que demuestran determinación en adoptar los retos de los objetivos para el siglo XXI.

Tercero, las agencias internacionales deben trabajar con países en vías de desarrollo para fortalecerles la capacidad de observar el progreso en los resultados. Esto requerirá asegurar que la infraestructura estadística en países claves sea adecuada para realizar encuestas y analizar los resultados, además de asegurar que hay capacidad para realizar estudios participatorios y escuchar la voz de los pobres.

- Aceleramiento del crecimiento económico

Acelerar el crecimiento económico. El crecimiento es el arma más poderosa en la lucha para mejorar la calidad de vida. Un crecimiento más rápido requerirá políticas que estimulen la estabilidad macroeconómica, que muevan recursos hacia sectores más eficientes y que se integren con la economía global. Mejoramiento de la distribución del ingreso y la riqueza

Mejorar la distribución del ingreso y de la riqueza. Los beneficios del crecimiento para los pobres pueden erosionarse si la distribución del ingreso empeora. Sin embargo, las políticas dirigidas a una mejor distribución del ingreso no se han entendido bien; por lo tanto, aprender más sobre el impacto de estas políticas sobre la distribución debe ser prioritario.

- Aceleración del desarrollo social

Acelerar el desarrollo social. Los indicadores sociales se beneficiarán de los adelantos en el crecimiento económico y en la distribución del ingreso y de la riqueza, pero todavía queda espacio para políticas que se centran en intervenciones que tienen gran impacto sobre la salud y la educación. Las prioridades en la lista son la educación femenina, el acceso a agua potable y salud, la inmunización para los niños, así como la protección de los más vulnerables.

4.2.2. La búsqueda de soluciones:

El crecimiento sostenido y estable es un factor importante para contribuir a la reducción de la pobreza pero también es cierto que la mayoría de los Países latinos no cuentan con los adecuados mecanismos para rechazar los choques adversos que este tipo de modelo de desarrollo causa sobre la población pobre.

La mayoría de los Países del Continente, carecen de programas bien estructurados en lo que respecta a protección social. No cuentan con los sistemas que permitan rechazar los efectos negativos causados por las crisis económicas y los desastres naturales, las enfermedades o los impedimentos físicos que resulten de accidentes laborales o que simplemente afecten la capacidad productiva de cualquier persona. La vejez y otros tantos aspectos, que afectan individualidades y grupos familiares como un todo, lucen sin protección.

Los choques económicos, producidos por la creciente y volátil tasa de crecimiento de la población, han sido un elemento desbastador para la gente de pocos recursos, los cuales se han ido sumergiendo en mayores niveles de pobreza.

De igual manera se puede afirmar que estos países Latinoamericanos adolecen de adecuados programas educativos que contribuyan a mejorar los niveles de capacitación. Estos aspectos, todos combinados han sido determinantes para el aumento del índice de la pobreza.

El informe anual de las Naciones Unidas para la reducción de la pobreza de 1998 menciona que la reducción de la pobreza en la región latinoamericana se logra cuando hay aumento de la productividad, pero el empleo para personas de bajo nivel educativo se mantiene muy bajo. Por esa razón afirma que la única vía de salida de la pobreza es la educación y capacitación.

Pese a ello la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) cuestiona la idea en cuanto a que la educación es una formula mágica para lograr la equidad social. Por ello considera que las políticas de empleo, demográficas y de asignación de recursos a los sectores más pobres son también fundamentales para combatir la pobreza. La CEPAL agrega que la región no superará la iniquidad en tanto no corrija las estructuras de enseñanza y de empleo.

Hoy en día las metrópolis latinoamericanas constituyen receptáculos humanos, con grandes áreas de hacinamiento desorganizados, en los que por su condición es muy difícil concebir y aplicar planes reguladores para poderles proporcionar de manera sistemática los mínimos servicios humanos para el beneficio de la población. Las grandes masas humanas agrupadas en cinturones marginales urbanos han crecido y lo continúan haciendo de manera irregular, sin concepción urbanística, devorando los pocos espacios verdes disponibles y constituyéndose en verdaderos focos de pobreza y marginalidad, esencia misma de la violencia y de la inestabilidad social.

Recientemente el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), realizó su 22ª sesión anual del Consejo de Gobernadores, en la cual destacó como tema principal la atención que se está prestando a los países centroamericanos afectados por el huracán Mitch y los problemas de Brasil tras la crisis financiera, así como el informe sobre la cuarta reposición de recursos de esta institución, cuyo principal objetivo es combatir el hambre en el mundo.

El FIDA, que tiene su sede en Roma, fue establecido en 1977, en virtud de una resolución de la Conferencia Mundial de la Alimentación celebrada en 1974, como una agencia especializada de las Naciones Unidas con el mandato específico de proporcionar financiamiento y conseguir recursos para proyectos de desarrollo agrícola con el fin de combatir el hambre y la pobreza rural en las regiones más pobres del mundo.

Según los resultados de esta reunión el número de pobres se ha incrementado más que nunca antes en la historia. Un estimado de 1,3 millardos de seres humanos, más de un quinto de la población, es absolutamente pobre. Al-Sultan, Presidente de la organización, destacó igualmente la situación latinoamericana. “Miren la situación en América Central. En la secuela de devastación que dejó el huracán Mitch a países como Honduras, ha sido destruida toda una generación de progreso. La gente de las áreas donde se realizan proyectos del FIDA han visto desvanecer los frutos de sus esfuerzos. Igualmente, Latinoamérica ha sido afectada por la crisis financiera. Por ejemplo, Brasil, está enfrentando serios problemas”.

La Heterogeneidad Estructural de los Países. Un Elemento a Considerar para la Aplicación de Programas y Estrategias de Desarrollo en América Latina.

Al hablar de la concepción de programas de ajuste, en lo político, lo económico y social, para buscar la equidad, el progreso y desarrollo en países de Latinoamérica es necesario pensar en la naturaleza propia de cada país y la heterogeneidad estructural de cada uno de ellos. De acuerdo a esto tenemos que considerar que la igualdad de los Estados es un principio político jurídico que tiene mayor posibilidad de reflejarse en los hechos, si la relación de fuerza de los países tuviera un mayor equilibrio. Es por ello que los procesos de integración se logran con mayor facilidad entre países con jerarquía análoga.

Latinoamérica presenta marcadas diferencias entre los países desarrollados y los que están en vías de hacerlo, siendo que existen brechas tecnológicas e industriales que hacen de la dependencia, el endeudamiento económico y la falta de competitividad industrial los principales determinantes de la falta de equidad.

El otro enfoque que se debe considerar es el que corresponde al análisis de la estructura interna de cada país. Estos se diferencian marcadamente en toda la región, sobre todo en lo que se refiere a capacidad de producción, ingresos, recursos y grado de desarrollo.

Los países catalogados como “Primitivos” poseen niveles de productividad e ingresos por habitante comparables a los que poseían en épocas coloniales. Los llamados “Intermedios” se corresponden a la productividad media del sistema, mientras que los mas modernos o “mas desarrollados” poseen actividades industriales y de servicios pero no transmiten sus beneficios al resto de las economías. Estas razones restringen el “éxito y la homogeneización económica y social de los países en vías de desarrollo, colocándolos en desventaja con aquellos que lo han alcanzado por completo.

En Latinoamérica el problema de la pobreza no puede desvincularse del contexto económico general, por ello las políticas deben distinguir la situación diferente de cada país, debiendo ser orientadas hacia la búsqueda del bienestar y la equidad pero variando las aplicaciones según las situaciones particulares.

5. MAPA GLOBAL DE POBREZA y ALGUNAS ESTADÍSTICAS[1]

En los países en desarrollo viven 1300 millones de personas por debajo de la línea de pobreza, más de 100 millones de personas viven en estas condiciones en los países industrializados, y 120 millones en Europa Oriental y Asia Central[2], (Ver gráfica 1).

Las disparidades de la pobreza, realmente alcanzan cifras alarmantes; Asia Meridional concentra la mayor cantidad de población que subsiste con 1 dólar, es decir 515 millones de personas. Seguida por Asia Oriental y Suoriental y el Pacífico donde 446 millones de gentes viven en estas condiciones. 219 millones en África al Sur del Sahara. Y 11 millones en los Estados Arabes. En América Latina y el caribe 110 millones de personas viven con 2 dólares diarios. En Europa Oriental y en los países de Asia Central 120 millones de personas viven con 4 dólares al día. (Ver gráfica 2).

Por el lado opuesto se encuentran los países industrializados, como los europeos, o Japón o Canadá, que generalmente sus economías sufren una inflación anual muy baja; su línea de pobreza está fijada en 14.4 dólares diarios por persona y su porcentaje de pobres no llega ni a los 15 puntos porcentuales[3]. (Ver gráfica 3).

En los países pobres, 120 millones de personas carecen de agua potable, 842 millones de adultos son analfabetas, 766 millones no cuentan con servicios de salud, 507 millones cuentan con una esperanza de vida de tan sólo 40 años de edad, 158 millones de niños sufren algún grado de desnutrición y 110 millones en edad escolar no asisten a la escuela. (Ver gráfica 4).


[1] http://www.rolandocordera.org.mx/esta_inter/pobreza.htm

[1] Esto significa que más de ¼ parte de la población en las regiones en desarrollo y 1/3 de la población mundial, viven en condiciones de pobreza con ingresos diarios de 1 dólar por persona.

[1] El Banco Mundial, sugiere una línea de pobreza de :a) 2 dólares diarios para América Latina y el Caribe, b) 4 dólares diarios para Europa Oriental y la ex Unión Soviética, c) y 14 dólares diarios por persona para los países industrializados.

Gráfica 1: Población que vive con un dólar por día (porcentaje)

Fuente: elaboración propia con datos de ONU, Informe sobre desarrollo humano 1997, Madrid 1997.

Gráfica 2:



Fuente: elaboración propia con datos de ONU, Informe sobre desarrollo humano 1997, Madrid 1997.

Gráfica 3: Porcentaje de pobres en países seleccionados

Gráfica 4: Condiciones de vida en los países en desarrollo


Fuente: Elaboración con datos de ONU, Informe sobre desarrollo humano 1997, Madrid 1997

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

ENCUENTRO DE LA INNOVACIÓN Y EL CONOCIMIENTO PARA ELIMINAR LA POBREZA RURAL[1]

Ciento cincuenta mujeres y hombres, comprometidos con el objetivo de eliminar la pobreza de las sociedades rurales de América Latina y el Caribe, nos reunimos en Managua, Nicaragua, para dialogar y aprender de nuestra experiencia cotidiana. Durante tres días, con legítimo orgullo hemos mostrado nuestros éxitos, y con honestidad hemos aireado nuestros errores, convencidos de que al compartir las lecciones extraídas de ambos todos ganamos y, sobretodo, ganan los pobres.

Venimos de 18 países latinoamericanos y del Caribe, en representación de 30 organizaciones rurales de base y de 39 proyectos y programas de desarrollo agrícola y rural auspiciados por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Somos dirigentes campesinos e indígenas, técnicos y profesionales que trabajamos en terreno, directivos de proyectos y programas de lucha contra la pobreza y funcionarios del FIDA.

Estas son nuestras conclusiones y recomendaciones:

SOBRE EL ENCUENTRO DE LA INNOVACIÓN Y EL CONOCIMIENTO PARA ELIMINAR LA POBREZA RURAL

1. Valoramos este Encuentro en sí mismo como una importante innovación en nuestra práctica de trabajo contra la pobreza rural. Nos incentivó a sistematizar nuestras más valiosas experiencias de desarrollo, y nos brindó un espacio de diálogo y aprendizaje de alcance continental. Resaltamos especialmente el que la gran mayoría de los trabajos que aquí se presentaron, hayan sido preparados por dirigentes de las organizaciones sociales y económicas rurales, y por técnicos y profesionales que trabajamos en terreno.

2. El conocimiento es un elemento de importancia decisiva para lograr el desarrollo sustentable y derrotar la pobreza, y por ello cada una de nuestras acciones debe ser parte de un proceso de aprendizaje social. A pesar de algunos avances como las sistematizaciones de nuestras experiencias de desarrollo y este Encuentro, nos damos cuenta de que los temas de aprendizaje social y gestión de conocimientos no están aún firmemente incorporados en el diseño y en la marcha cotidiana de los proyectos de desarrollo.

3. La gestión de conocimientos y los procesos de aprendizaje social para la eliminación de la pobreza rural no pueden basarse en la prueba y error. Nos hacen falta metodologías aplicables a nivel local de los proyectos y del conjunto del “Sistema FIDA” en América Latina y el Caribe.

4. El Encuentro nos estimula a proponer que debe formularse una estrategia de aprendizaje que considere eventos regionales, otros de carácter nacional o subregional, y reuniones temáticas y de intercambio de instrumentos.

SOBRE LA METODOLOGÍA DE SISTEMATIZACIÓN

5. Este Encuentro ha confirmado la utilidad práctica y el valor de sistematizar nuestras experiencias de desarrollo y de lucha contra la pobreza. Esta práctica se debe institucionalizar en cada uno de nuestros proyectos y programas.

6. Las presentaciones que hemos escuchado y debatido en Managua, nos hacen ver que somos fuertes en la descripción de los procesos de desarrollo, pero que debemos profundizar en el análisis de los resultados, efectos e impactos de tales procesos.

7. Por ello, recomendamos al FIDA y a nuestros proyectos y programas, que sigamos trabajando en el desarrollo de metodologías de sistematización y de nuestras capacidades para sistematizar, para extraer mejores lecciones y para usar dichas lecciones en el mejoramiento de nuestra práctica.

SOBRE LOS CONTENIDOS DE LAS PRESENTACIONES: INNOVACIONES E IDEAS A DESTACAR

8. Diversas presentaciones confirman que el diálogo político entre las organizaciones rurales, las agencias ejecutoras de los proyectos de desarrollo, los proyectos, los gobiernos y el FIDA, es un factor nuevo y de gran importancia para facilitar, acompañar, amplificar y dar sustentabilidad a las innovaciones y a los cambios como los que se han presentado en este Encuentro.

9. Valoramos de manera muy especial el que muchas de las ponencias hayan destacado experiencias de desarrollo basadas en facilitar el acceso más directo posible de los usuarios de los proyectos a los espacios de decisión, los bienes, fondos y conocimientos. Estas presentaciones demuestran que esta estrategia es factible técnica, financiera y políticamente, y que contribuye a mejorar los resultados, efectos e impactos de los proyectos, así como su sustentabilidad.

10. Varios casos discutidos en este Encuentro han mostrado que existen oportunidades de incorporar nuevos socios y fuentes de co-financiamiento a la lucha contra la pobreza rural, como, por ejemplo, los gobiernos locales y los mecanismos de canje de deuda externa.

1. El diálogo que hemos sostenido confirma que la co-ejecución es una estrategia que eleva la eficiencia de la gestión de los procesos de desarrollo. Como hemos visto en varias presentaciones, la co-ejecución puede tomar diversas formas, como son las alianzas, la tercerización de la prestación de servicios, o la transferencia directa de los recursos y las responsabilidades de ejecución a los usuarios.

12. Varios de los casos sistematizados nos han permitido concluir que la descentralización y los mayores espacios que en numerosos países tienen los gobiernos locales y regionales, facilitan la gestión y mejoran el desempeño de los proyectos de desarrollo, reducen las interferencias del poder central y aumentan las probabilidades de sustentabilidad de los procesos de desarrollo.

13. Con alegría y optimismo, concluimos que muchos proyectos están enfatizando en la búsqueda de nuevos productos, servicios y mercados. Estas experiencias han dejado de ser casos aislados y hoy son actividades líderes. Cada vez más, los proyectos están asumiendo la necesidad de diversificar ingresos y de valorar los recursos locales, de cara a la captura de mercados dinámicos con capacidad de generar los incentivos y las condiciones materiales para que más hogares rurales salgan de la pobreza de manera definitiva.

14. Destacamos también que en comparación con lo que era común hace pocos años, hoy en día las estrategias y acciones de los proyectos son más integrales y están mejor articuladas con base en una visión de conjunto. Ello es un factor determinante de la sustentabilidad y del impacto.

15. La mayoría de las experiencias presentadas en el Encuentro se caracterizan por un fuerte énfasis en el desarrollo de capacidades locales. Estas experiencias incluyen el esfuerzo de promoción del capital humano y social; comunidades y organizaciones rurales con mayor poder real de decisión en las estrategias y acciones de los proyectos, y con mayores responsabilidades en su diseño y ejecución; el desarrollo de las identidades y las culturas locales; y la transferencia directa de fondos a los usuarios.

16. Nos alegra confirmar que el enfoque de género está ganando espacio en nuestros proyectos. Se percibe un esfuerzo real por asumirlo. Como hemos visto en varias de las ponencias, hay ya resultados tangibles. Sin embargo, también notamos que aún tenemos dificultades para operacionalizar este enfoque.

17. Podemos concluir también que muchos proyectos están asumiendo seriamente el tema de la sustentabilidad de los acciones, servicios y procesos de desarrollo que ellos mismos inician o apoyan. En esos proyectos, la sustentabilidad ya no es un mero principio declarado, sino que existen mecanismos, enfoques y prácticas concretas orientadas a ese propósito.

18. Varias presentaciones han abordado el tema de las microfinanzas, y han confirmado que la sostenibilidad de las instituciones es posible. Los proyectos han descubierto nuevas capacidades en las comunidades (ahorro y asociatividad), y acentúan el papel de la capacitación y la asistencia técnica. A través de estas presentaciones, vemos que las mujeres rurales demuestran un mejor aprovechamiento de las oportunidades de microfinanciamiento.

SOBRE LOS CONTENIDOS DE LAS PRESENTACIONES: DEBILIDADES QUE

DEBEMOS ENFRENTAR

19. Concluimos en priorizar seis temas en los que aún nos percibimos débiles y que deben concitar un mayor esfuerzo de superación:

(a) La gestión ambiental en los procesos de desarrollo. La forestación no está funcionando como esperábamos y quisiéramos. Muchas veces carecemos de estudios de impacto ambiental o éstos no son de la calidad necesaria. Aún no sacamos suficiente provecho de la oportunidad que representan los servicios ambientales para generar ingresos para los pobres rurales.

(b) El significado y el papel de los migrantes en el desarrollo de las comunidades rurales. Estos nuevos actores están transformando en muchos sentidos – positivos y negativos – la realidad rural en varios países de la región. Nuestros proyectos aún no logran establecer estrategias para tratar este nuevo fenómeno.

(c) Los nuevos enfoques de mercado y sus derivaciones en los procesos de acceso a mercados dinámicos, de comercialización más allá de lo local, de agregación de valor a los productos de los campesinos y los habitantes rurales pobres, de producción bajo contrato para vincular a la agricultura con la industria y los servicios, y los enfoques de cadenas de valor. Los campesinos e indígenas, y los proyectos que los atienden, enfrentan dificultades y obstáculos muy significativos para hacerse cargo de estos enfoques.

(d) El desarrollo y fortalecimiento de organizaciones económicas rurales, con real capacidad de gestionar negocios solventes y sustentables más allá del proyecto.

(e) El uso económico del agua y la gestión de proyectos de riego, ya que muchos proyectos aún no logran pasar de pequeñas micro-experiencias para llegar a establecer estrategias y sistemas perdurables y de mayor impacto.

(f) El desarrollo empresarial, tanto en los productores como en los técnicos de los proyectos, es indispensable dados los nuevos contextos económicos en que deben desarrollar sus respectivas funciones.

20. Requerimos hacer un mayor esfuerzo para mejorar nuestra capacidad de amplificar los efectos locales de nuestras acciones de desarrollo, para que trasciendan a las escalas necesarias e impacten sobre la magnitud de la pobreza. Hemos conocido en este Encuentro muchas experiencias positivas, pero observamos que con frecuencia sus efectos no van más allá de unos pocos usuarios directos. Hay que buscar un mejor equilibrio entre la orientación a la demanda, las condiciones de contexto y la visión de largo plazo. De la misma forma, reiteramos lo ya señalado sobre la importancia del diálogo político como un elemento esencial para amplificar los efectos de nuestros proyectos y sus acciones.

21. En el tema indígena, constatamos que no todos hemos asumido las innovaciones y los nuevos enfoques y conocimientos para mejorar nuestra relación con este asunto. Pesa aún el paternalismo y las confusiones culturales. Tenemos mucho que aprender de los pueblos indígenas.

22. En algunos países se han desarrollado interesantes avances en la gestión de proyectos, pero éstos se han difundido insuficientemente. Resaltamos, por ejemplo, la selección de personal a través de concursos abiertos y verdaderamente competitivos, los sistemas computarizados de gestión de información, mecanismos innovadores de apropiación y control social, o el desarrollo de vínculos con instituciones y autoridades locales.

23. Notamos el mismo déficit de comunicación y socialización de las innovaciones en el tema de mercados de servicios técnicos para los pobres rurales. Los concursos entre comunidades para estimular la innovación y movilizar el espíritu de emprendimiento, los enfoques de facilitación del aprendizaje social, el enfoque de mercados de servicios de asistencia técnica, la comunicación horizontal entre productores, la construcción de alianzas con agentes comerciales y empresarios para acceder a nuevos conocimientos, son ejemplos de innovaciones que nos gustaría ver más socializadas y asumidas por todos los proyectos.

24. En el mismo tema del enfoque de mercados de servicios técnicos, hemos ensayado una gran cantidad de conceptos, métodos e instrumentos, pero carecemos de evaluaciones de cada uno de ellos. El mismo enfoque requiere ser evaluado para analizar en profundidad algunos aspectos negativos o preocupantes, como la alta rotación de técnicos; la debilidad de las capacidades de los co-ejecutores; el costo y la efectividad de los distintos arreglos institucionales, métodos e instrumentos; las implicancias de los diferentes métodos de selección, contratación, incentivos y evaluación de los co-ejecutores y de los prestadores de servicios a las comunidades.

25. Observamos con preocupación que la adaptación continua de los proyectos, en muchos casos dista de ser un principio de gestión hecho realidad. A muchos proyectos no les es fácil adaptarse continuamente porque operan en un contexto que no propicia la reflexión crítica, el autoaprendizaje y la innovación institucional. En otras ocasiones, las restricciones son internas a los propios proyectos. Creemos que el FIDA puede jugar un papel importante en desarrollar incentivos y promover capacidades que ayuden a que sus proyectos se renueven de manera constante.

26. Necesitamos seguir trabajando para que los sistemas de seguimiento y evaluación sean más funcionales a las necesidades de gestión y de aprendizaje de los actores locales, y que no sólo respondan a los requerimientos de los gobiernos o del FIDA.

27. Necesitamos estudios de línea de base apropiados y oportunos, los que son esenciales si queremos ser rigurosos en la evaluación de los efectos e impactos de nuestros proyectos.

28. Observamos que estamos obteniendo resultados disparejos en cuanto a los sistemas financieros para los pobres rurales. Nos parece muy adecuado que se desarrollen numerosas fórmulas y estrategias, pero deberíamos monitorearlas y evaluarlas para eventualmente extraer conclusiones sobre las ventajas y debilidades de cada una de ellas. Hay que experimentar con nuevos instrumentos financieros que hasta hoy no forman parte de nuestro instrumental. Además, debemos prestar mucho más atención al desarrollo de los marcos legales y regulatorios de las instituciones financieras que sirven a los pobres rurales.

29. Hay problemas pendientes de resolver en el tema de microfinanzas, tales como el de los reglamentos internos, su capacidad de gestión, el de sus resultados financieros, el de los cortos plazos y bajos montos de las operaciones, y el de la baja demanda de financiamiento asociada a la escasez de oportunidades de buenos negocios.

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA VALORIZAR ESTE ENCUENTRO?

30. Debemos realizar Encuentros como éste con cierta periodicidad, probablemente cada dos años. Sin embargo, debemos: (a) ser cada vez más exigentes en la calidad de los trabajos que se presenten, (b) estimular más debate y una confrontación más profunda de ideas, (c) abrir los Encuentros a participantes “no FIDA” para enriquecernos todos, y (d) complementar los Encuentros con otras formas de aprendizaje, diálogo e intercambio sobre temas específicos.

31. Debemos trabajar y pulir las mejores ponencias presentadas en este Encuentro, para que se comuniquen y usen en otros foros de desarrollo rural.

32. Hay que trabajar las ponencias y conclusiones del Encuentro, para que sean conocidas por todos quienes no tuvieron oportunidad de viajar a Managua. Se deben editar las Memorias del Encuentro, escribir artículos cortos, usar los trabajos en conferencias electrónicas y publicarlos en las revistas de los proyectos, y, finalmente, aprovecharlos como material de capacitación.

33. Hay que apoyar a los proyectos para que construyan vínculos y sistemas de intercambio, comunicación y aprendizaje conjunto en torno a temas concretos de interés mutuo. No es necesario que estos vínculos estén siempre intermediados por los Programas Regionales.

34. Las Conclusiones y Recomendaciones nos pueden ayudar a definir una agenda de formación discontinua y a distancia para el conjunto de los aproximadamente 4000 técnicos de los proyectos y de las empresas consultoras, ONG y organizaciones rurales vinculados a ellos. Es decir, no podemos seguir sólo con cursillos cortos y encuentros ocasionales, sino llevar a cabo un esfuerzo más sistemático de formación, con un horizonte de mediano plazo y asegurando la mayor cobertura posible.

35. El FIDA debe procesar las fortalezas y debilidades aquí discutidas, para asegurar que se incluyan las respuestas apropiadas en los diseños de los proyectos, en los contratos de préstamo, en los acuerdos con las Instituciones Cooperantes, y en las donaciones que dan origen a los Programas Regionales.

36. Finalmente, queremos explicitar nuestra convicción de que la razón de todo este esfuerzo no es que el FIDA se fortalezca, sino que las innovaciones y los procesos de aprendizaje permeen a todos los actores del desarrollo rural.


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